La fascinación por este árbol es compartida con las abejas y colibríes a quienes encantan sus flores debido a la gran cantidad de néctar de dulce olor que los atrae, por lo que albergan insectos y aves que ejercen una importante labor en el ecosistema.
Encontrarse de forma repentina con la espectacular vista color violeta de un árbol indudablemente llama mucho la atención. Es casi inevitable detenerse para disfrutar un jacaranda.
Sus tonos cuando está floreado encantan por su belleza y crean un ambiente agradable, de tranquilidad y armonía, con mayor razón en estos días en que relacionamos su matiz con la espiritualidad y hechos profundos.
¡Qué atinado color de flores en este tiempo nos lleva a hacer un alto en el camino, levantar la vista y pausar el pensamiento!
Su tonalidad está vinculada con “la creatividad, el misterio, la sensibilidad a la belleza, los grandes ideales, la fantasía y la introspección”, señala el sitio de Internet Decofilia con respecto a la psicología del color.
El árbol jacaranda es tan hermoso que no le basta una mirada de soslayo, pues invita a más, a caminar sobre esa alfombra natural color lavanda de exuberantes flores, recostarse en su tronco recto para resguardarse bajo su sombra y deleitarse en su quietud.
El sitio Vogue señaló: “El color de las jacarandas es uno de los tonos en tendencia de Primavera-Verano 2023. Su significado es bastante poderoso, pues evoca esperanza y renacimiento”.
Es “atractivo por la abundancia de flores de color vistoso”, indicó el libro Árboles y Palmas de la Ciudad de Panamá, de la Universidad de Panamá y la Alcaldía de Panamá.
Hay una leyenda del árbol jacaranda que trata de una joven española virtuosa: bella, de buena familia y gran corazón. Tenía tez blanca, cabellos negros y ojos azul violeta.
La pudiente chica se enamoró de un indio fornido, noble y trabajador, quien sintió lo mismo por ella.
Dada la diferencia de clases, el joven le propuso escaparse para hacer una vida juntos con un amor genuino y con lo que su esfuerzo pudiera producir, lo cual la dama aceptó. Así lo hicieron y vivían felices en una choza junto a un río.
Su padre en desacuerdo buscó a la pareja con soldados hasta encontrarlos. Al observar de lejos a su hija con su acompañante y percatarse lo feliz que era al lado de un hombre que él consideraba tan desigual, se llenó de ira ante lo que consideraba una deshonra y acabó con la vida de ambos.
Al día siguiente, el hombre compungido y con inmenso dolor, regresó al lugar de la tragedia, pero los cuerpos habían desaparecido; y en su lugar encontró un enorme árbol jacaranda en flor.
De acuerdo a la leyenda, “Dios sintió misericordia de los enamorados. Convirtió al indio en árbol y los ojos de la chica lo miraban a través de las flores violáceas azules del jacaranda”.
El jacaranda puede alcanzar hasta 20 metros y tiene corteza agrietada. Su copa es ancha, densa y con muchas ramificaciones a lo alto. Sus hojas son pequeñas y parecen helechos.
Durante la temporada seca pierde muchas de ellas y resalta el colorido de sus flores violetas con forma de una trompeta, 5 pétalos de 4 a 5 centímetros cada una y agrupadas en frondosos racimos, que dan vistosidad y alegran el ambiente al final de verano, aunque también pueden florecer 2 veces. Sus frutos son leñosos, parecen castañuelas y contienen las semillas.
La fascinación por este árbol es compartida con las abejas y colibríes a quienes encantan sus flores debido a la gran cantidad de néctar de dulce olor que los atrae, por lo que albergan insectos y aves que ejercen una importante labor en el ecosistema.
Su uso es mayormente ornamental en muchos diseños de paisajes, por lo que se observa en avenidas donde embellece la ciudad y en áreas de lo que llamábamos Zona del Canal, y al mismo tiempo tiene mucha capacidad de transformar el dióxido de carbono. Se emplea para reforestar y entre otros árboles de vívidos colores, hace resaltar nuestro privilegiado panorama natural.
Al respecto, según fuentes de la Autoridad del Canal de Panamá: “En los últimos 21 años, el Canal de Panamá ha sembrado unos cinco millones de árboles en áreas pertenecientes a la Cuenca de esta vía interoceánica”. Un jacaranda es “el árbol número 5 millones”.
En algunos lugares los siembran uno atrás de otro de forma alineada y en ambos lados, así que uno frente a otro, y se unen haciendo un arco quedando en el centro un camino, y se ve muy lindo.
De acuerdo a Armando Cáceres, químico biólogo, catedrático universitario y encargado de investigaciones en el laboratorio Farmaya de Guatemala, “hay evidencia de árboles de jacaranda en América desde antes de la época colonizadora”.
Es nativo de Sudamérica y luego se expandió más allá de su hábitat a muchas partes del mundo. Su nombre proviene de la lengua tupi-guaraní de esa región que quiere decir fragante. Pertenece a la familia de las bignoniáceas. Según lo investigado, “es un género de unas 50 aceptadas de 120 descritas”.
Disfrutemos de la alegría que nos regala el violeta del árbol jacaranda.
Que bello árbol e historia… Gracias por estas palabras que nos hace dignos de admirar la naturaleza y cuál tesoro casi escondido en Panamá…