Una mirada al pasado, para algunos estudiosos de la profesión, la ubican en el nacimiento de la República y su instrumentación inició en el año 1917, con la promulgación del Código de Comercio y luego sus adecuaciones y controles con las disposiciones del Código Fiscal.
Fue, precisamente, un día, el 17 de mayo de 1949, en San Juan, de Puerto Rico, en donde, con la asistencia de 168 delegados de 14 países, se desarrolló la primera “Conferencia Interamericana de Contabilidad”. Panama tuvo sus representantes.
Desde entonces, se considera el día 17 de mayo de cada año, como el Día del Contador de las Américas. Aquella Conferencia buscaba unificar criterios y estandarizar la práctica de la contabilidad.
Una mirada al pasado, para algunos estudiosos de la profesión, la ubican en el nacimiento de la República y su instrumentación inició en el año 1917, con la promulgación del Código de Comercio y luego sus adecuaciones y controles con las disposiciones del Código Fiscal y así, sucesivamente, una rica creación e implementación de la función del Contador Público Autorizado.
Podemos decir que la principal definición de regulación de la profesión fue a través de la ley 57 del 1 de septiembre de 1978, que estableció un principio de estandarización y, sobre todo, de regulación de la profesión. Se creó la Junta Técnica de Contabilidad, como organismo regulador y en alguna forma de control de la profesión. Esta norma estuvo vigente hasta finales del año 2021.
A partir del 30 de diciembre de 2021 rige la ley 280, que derogó la ley 57, la cual estuvo vigente por 43 años y unos meses. Fue muy movida su aprobación, pero en el fondo pienso y siento que faltó el decidido apoyo para la discusión y evaluación del anteproyecto de ley, luego proyecto de ley y antes de su sanción convertirse en ley de la República, de los colegas del país, de los profesores y los futuros colegas.
Pudo haber sido una mejor ley. No hay duda de eso, pero es la que tenemos y debemos trabajar con ella. Los avances en temas de lograr un Codigo de Ética, los temas relacionados a la calidad del trabajo y, por qué no, las referencias a las tasas de honorarios, que por lo menos escucho desde el año 1990, cuando me enrolé en la ACONTAP y a la fecha no se logra una definición de ese tema, es parte de la falta de unificación de criterios entre los profesionales.
La AIC (Asociación Interamericana de Contabilidad), como organismo regional que agrupa a los contadores de las Américas, promueve la fraternidad, el conocimiento mutuo, el intercambio de experiencias, el mejoramiento de la enseñanza y la doctrina de la contabilidad como contribución al desarrollo económico y social de las Américas, tema que requiere, a nuestro juicio, panameñizarlo y que será responsabilidad de los gremios impulsarlo.
El país cuenta con unos 25 mil Contadores Públicos Autorizados, y una cantidad muy pequeña está agremiada, tema que requiere organización y que se hace necesario con el propósito de fortalecer la profesión. En estudios de tiempos medios, organismos internacionales hacen cuenta de que una de las debilidades de la profesión en Panamá es la falta de unificación y el tener más de un gremio.
Explicaciones y razones sobrarán para justificar esa situación, pero, en efecto, parece ser un problema, visto desde afuera.
Luego de la implementación de la ley 280 del 2021, es necesario que la profesión se fortalezca, los gremios busquen integrar más colegas a sus filas. Vienen tiempos importantes desde la acción de transparencia, veeduría pública, el riesgo asociado e inherentes a los negocios y, en fin, hasta la tecnología y la Inteligencia Artificial, pero, mientras tanto, a brindar por los próximos 74 años de la profesión.