El espectáculo comenzó con puntualidad británica. A las 22:00 horas se iluminó el escenario, Tom Jones -con pantalón oscuro y ceñido, y camisa por fuera con un llamativo estampado en blanco y negro- salió micrófono en mano y sonaron los primeros acordes.
El cantante Tom Jomes, que a sus recién cumplidos 83 años no parece tener prisa por jubilarse, puso a bailar al público de Marbella en la única parada que el conocido como “el Tigre de Gales” realizará en España esta temporada y en la que hizo un repaso de sus éxitos musicales de las últimas cinco décadas.
Hay una regla matemática que dice que el orden de los factores no altera el producto, esa norma se puede aplicar también a las últimas actuaciones del galés en Starlite Marbella, donde este lunes ha interpretado un repertorio muy similar al del concierto que protagonizó en este mismo escenario hace ahora dos años. Eso sí, con una disposición diferente y menos voz.
El espectáculo comenzó con puntualidad británica. A las 22:00 horas se iluminó el escenario, Tom Jones -con pantalón oscuro y ceñido, y camisa por fuera con un llamativo estampado en blanco y negro- salió micrófono en mano y sonaron los primeros acordes, que sirvieron de presentación y para calentar motores.
“Es estupendo estar aquí. Me alegra veros de nuevo”, comentó sonriente el cantante, y el público que abarrotaba el recinto, de mediana edad y mayoritariamente de habla inglesa, le devolvió una ovación a modo de saludo.
Tras la protocolaria bienvenida, de nuevo la música y con ella le llegó el turno a “What´s New Pussycat” (1965), sencillo que dio nombre al segundo de sus álbumes de estudio y con el que arrancó los aplausos del respetable.
Tom Jones cantó, habló y bromeó con un público entregado y muy generoso que le perdonó que no llegara a los tonos más altos como en sus mejores tiempos e, incluso, algún que otro desafino. Y es que los años no pasan en balde, ni siquiera para los más grandes.
Más de cincuenta años de carrera musical, 41 álbumes a su espalda, una decena de reconocimientos, entre ellos un Grammy y un Premio MTV; varios números uno y millones de copias vendidas avalan a este artista hecho a sí mismo y que presume de tener su estrella en el Paseo de la Fama en Hollywood.
Con la mítica “Sex Bomb”, una canción con la que relanzó su carrera musical en 1999 y que le devolvió a lo más alto de las listas musicales a nivel internacional, el público saltó de su asiento y coreó al unísono su popular estribillo.
Continuó con “Pop star”, un tema que hace referencia a los deseos y sueños de un joven artista que quiere alcanzar la fama y que anhela que su madre esté orgullosa de él al verlo actuar, algo que le recordaba a sus comienzos en la música, comentó.
Y antes de interpretar la versión de “One more cup of coffee”, incluido en su último disco “Surrounded by Time” (abril 2021), mención, como en espectáculos anteriores, a otro de los grandes de la música, Bob Dylan, al que ha arrebatado el título del “numero uno más longevo” con este trabajo.
Luego, otro tema de alegre ritmo, “Green, Green Grass of Home” (1967), con él recordó la verde campiña de su Gales natal en una muy calurosa noche de verano en la Costa del Sol. Entre los asistentes, algún compatriota que mostró abiertamente su entusiasmo con la pieza.
Antes de interpretar “Delilah” (1968) tuvo tiempo para bromear sobre la edad y “el amor a partir de los cincuenta, los sesenta y los ochenta”, comentó entre risas.
Le siguieron dos temas que ocuparon lugares destacados en las listas de éxitos del tigre de Gales, “Leave your hat on” (2002) y “Kiss”, escrita por “el último gran genio de la música”, Prince, en 1986 y versionada por Jones.
Cantó un tema de su último trabajo, “I’m growing old” (Me hago mayor), y de nuevo alguna gracieta sobre la edad, ya que cuando se la ofrecieron en Las Vegas (EE.UU.) aún estaba en la treintena, contó.
Y ya en la recta final de un concierto que se alargó casi dos horas, Tom Jones interpretó “It´s not Unusual” (1965) y el popular tema de Chuck Berry “Johny B Goode” (1959), para terminar con “Great Balls of Fire” (1957), del mítico Jerry Lee Lewis, como broche de oro y cuyo ritmo puso al público a bailar animadamente.