En el convenio de 1967 “se planteaba que EE.UU. se quedaría 50 años en Panamá tras concluir (en 10 años) la construcción de ese hipotético canal a nivel”, indicó Aristides Royo, con lo cual, dijo, “hubiera estado aquí hasta el año 2070”.
Los registros históricos sobre la idea de abrir un canal “panatómico” o con explosiones nucleares a nivel del mar en Panamá, han vuelto a la escena a la luz de los problemas de suministro de agua dulce que enfrenta la vía interoceánica para el paso de barcos.
El canal de Panamá, que amplió su capacidad con un nuevo juego de esclusas en el año 2016, sabe que tiene que decidir cómo resolver la demanda de agua para poder garantizar sus operaciones a largo plazo y, además, abastecer del recurso a poco más de la mitad de la población del país, actualmente de 4,2 millones de personas.
En medio de las restricciones al calado y a los tránsitos de buques impuestas por la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) para ahorrar agua, el presidente panameño, Laurentino Cortizo, afirmó esta semana que la vía debe “tomar la decisión de qué proyecto necesita para alimentar el lago Gatún”, construido en 1913 y que junto el de Alhajuela (1935) abastecen tanto al canal como a la Ciudad de Panamá y sus alrededores.
La variabilidad climática ha venido disminuyendo el régimen de lluvias de Panamá, de nueve meses al año, aunque sigue siendo potente. Para complicar las cosas, este 2023 llegó el fenómeno de El Niño, que provoca sequías en Centroamérica y que en una versión moderada, según los expertos, se extenderá hasta el 2024.
Es en este contexto que en el país han resurgido las voces que valoran las ventajas de un canal a nivel del mar, una opción rechazada en 1993 por una comisión integrada 10 años antes por EE.UU., Panamá y Japón, que se decantó por un tercer juego de esclusas.
Japón, que abogaba por la construcción de un canal a nivel para unir el Atlántico y el Pacífico, alertó que el tercer juego de esclusas era “una navaja de doble filo” por las repercusiones que podía acarrear su enorme demanda de agua, según declaró en 1994 a EFE el entonces embajador de ese país en Panamá, Yoji Sugiyama.
AMPLIACIÓN, UNA APUESTA AL FUTURO
Esa alerta de Japón fue considerada como “muy interesante” por el actual presidente de la junta directiva de la ACP y ministro para Asuntos del Canal, Arístides Royo, quien, sin embargo, dijo a EFE que con la ampliación, Panamá respondió “al futuro” por la gran cantidad de nuevos barcos postpanamax.
Cerca del “51 % de los ingresos” que recibe el canal provienen de las nuevas esclusas, argumentó Royo, quien fue presidente de Panamá entre 1978 y 1982.
Admitió que el “ideal sería tener un canal a nivel”, pero que las graves implicaciones ecológicas no dejan otra opción más que “depender del agua que produce el clima”.
LA SAGA DE UN CANAL A NIVEL
Entre los planes para un canal a ras del mar están los que datan de 1877 cuando los franceses, por iniciativa de Ferdinand de Lesseps y la Société Civile Internationale du Canal Interocéanique de Darién, exploraron rutas en las regiones de Darién y Atrato.
Un escrito de la ACP da cuenta que en la exploración de los franceses en el istmo se sondearon dos trayectos más, y apunta que la razón principal de su fracaso fue “la terquedad de Lesseps de insistir y continuar con el plan de construir un canal a nivel”.
Estados Unidos, que terminó la construcción del canal de esclusas en 1914 tras ayudar en 1903 a la separación de Panamá de Colombia, llegó inclusive a considerar en negociaciones con el Gobierno panameño abrir una vía a nivel del mar con explosiones atómicas a mediados del siglo XX.
El canal a nivel también fue considerado en las negociaciones de 1967 de los proyectos de Tratados Robles-Johnson entre EE.UU. y Panamá, pero fueron rechazados porque extenderían hasta 2070 la presencia estadounidense en territorio panameño, que finalizó en 1999 tras la firma en 1977 de los Tratados Torrijos-Carter en los que Royo fue negociador.
En el convenio de 1967 “se planteaba que EE.UU. se quedaría 50 años en Panamá tras concluir (en 10 años) la construcción de ese hipotético canal a nivel”, indicó Royo, con lo cual, dijo, “hubiera estado aquí hasta el año 2070”.
“O sea”, remarcó, “que nadie de esa generación ni de un par de generaciones venideras hubiese podido ver el canal completamente panameño”.