El comité de la Unesco, reunido en Riad, ha valorado positivamente el plan actual para conservar Venecia y su laguna y ha evitado incluirlas en su lista de Patrimonio Mundial en Peligro.
El alcalde de la ciudad italiana de Venecia (nordeste), Luigi Brugnaro, celebró como una “gran victoria” la decisión del comité de la Unesco de no incluir a la monumental ciudad de los canales en su lista de patrimonio mundial en peligro.
“¡Gran victoria en la Unesco! Decisión tomada por unanimidad. Venecia no corre peligro. Se ha contradicho un informe engañoso de la comisión. El mundo ha comprendido todo el trabajo que hemos hecho para defender nuestra ciudad”, escribió en X, la antigua Twitter.
El comité de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), reunido en Riad, ha valorado positivamente el plan actual para conservar Venecia y su laguna y ha evitado incluirlas en su lista de Patrimonio Mundial en Peligro.
Y ha concedido a Italia más tiempo para que desarrolle otras medidas de conservación por su delicada y única naturaleza, una ciudad construida durante siglos en mitad de una laguna y ahora amenazada por el turismo de masa y la crisis climática.
El ministro de Cultura, Gennaro Sangiuliano, ha celebrado también el parecer de la comisión de la Unesco y ha tildado de “indebida maniobra puramente política carente de datos objetivos” la iniciativa que había llevado a Venecia a estar bajo examen.
“Por lo tanto Venecia no está en peligro. En los últimos meses su ayuntamiento ha adoptado medidas valientes para gestionar el turismo y garantizar la protección de su extraordinario patrimonio cultural”, alegó en un comunicado.
Venecia sufre en primer lugar una sangría demográfica que ha hecho que, por primera vez en la serie histórica iniciada en 1871, en su centro histórico vivan menos de 50.000 personas (49.665 a finales del 2022 mientras que un año antes eran 50.430 y en el 2000 ascendían a 66.386, según datos oficiales).
Por otro lado padece las consecuencias del turismo de masa que abarrota sus laberínticas calles y que ha hecho que muchas de sus casas antes disponibles ahora sean apartamentos turísticos.
Para evitar esta problemática, el ayuntamiento aprobó anoche el controvertido pago de una entrada o “contribución de acceso” de 5 euros para visitar la ciudad.
Asimismo, por su situación geográfica, en una laguna con tres accesos al mar Adriático, Venecia sufre el impacto de la crisis climática, aunque se ha dotado de un sistema de barreras móviles que cortan las mareas para evitar las dañinas y frecuentes inundaciones o “acque alte” que erosionaban los edificios impregnando sus muros de agua salada.
Y la monumental basílica de San Marcos cuenta ya con una barrera de metacrilato a su alrededor para permanecer seca.
No obstante, los vecinos venecianos siguen lamentando la situación que viven cada día, especialmente por la llegada masiva de inmigrantes.
El concejal y portavoz de la plataforma ciudadana “Gruppo 25 Aprile” Venecia lamentó la decisión de la Unesco y la atribuyó a los esfuerzos de la diplomacia italiana.
“Nada nuevo bajo el sol. El trabajo de los técnicos acaba debajo de la alfombra, como se hace con el polvo, porque la diplomacia tiene sus reglas”, sostuvo en un comunicado.