Optemos por quienes desean trabajar por un Panamá verde, por aquel que ve en nuestras riquezas naturales y el trabajo honesto el mayor activo de Panamá.
En cada campaña política, se repiten las mismas fórmulas para ganar votos, y las promesas siguen siendo la principal herramienta.
Esto se debe a que un pueblo lleno de necesidades encuentra un alivio temporal en mensajes que, supuestamente, resolverán sus problemas en el futuro. Estas promesas, a menudo acompañadas de incentivos monetarios o regalos materiales, crean una combinación que persuade a personas pobres, pero honradas a votar por candidatos específicos.
Sin embargo, en un mundo donde lo único constante es el cambio, empezamos a ver evidencias de políticos que desean auténticamente transformar el país. Estas nuevas opciones incluyen candidatos comprometidos en combatir la corrupción, que es la raíz de muchos males, en lugar de formar alianzas para repartirse el poder.
Candidatos que se unen al pueblo para abordar problemas álgidos, como la minería y el sistema de Seguro Social, entre otros.
A pesar de ser minoría, están decididos a dejarle a nuestros hijos y nietos un país mejor del que hemos recibido. Figuras como Martín Torrijos, Ricardo Lombana y José Alberto Álvarez, lideran fórmulas que buscan votos sin comprar conciencias, ni prometer utopías.
En este nuevo escenario estamos frente a políticos que desean un cambio real, y confiamos en que el electorado tiene la oportunidad en esta ocasión de rechazar a aquellos que han desangrado al Estado, enriqueciéndose durante su mandato y utilizando nuestros recursos para manipular nuestra conciencia.
Optemos por quienes desean trabajar por un Panamá verde, por aquel que ve en nuestras riquezas naturales y el trabajo honesto el mayor activo de Panamá.