Funcionarios de alto nivel que asistieron al acto emitieron un pronunciamiento llamando al Congreso a cumplir la ley y juramentar a Arévalo
En la madrugada de este lunes y con nueve horas de retraso, Bernardo Arévalo tomó posesión como presidente de Guatemala para el periodo 2024-2028. Durante toda la tarde del domingo, ese país estuvo en vilo por las maniobras del Congreso, controlado por la oposición, tratando de impedir la asunción de Arévalo. Todo se centró en la admisión de los nuevos que debían juramentarse antes que el presidente.
El retraso terminó después de que los nuevos legisladores prestaran finalmente juramento y eligieran una mesa directiva del Congreso para investir formalmente al presidente, informó CNN en Español.
La legislatura también revocó una decisión del Congreso anterior que había designado independientes a los miembros del partido Semilla de Arévalo, una medida que les impedía formar parte de la junta directiva del Congreso y debilitaba el poder de Arévalo.
Al ritmo de la melodía “Primavera”, del violinista Antonio Vivaldi, Arévalo ingresó a la Gran Sala Efraín Recinos del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, donde finalmente fue juramentado como presidente constitucional de la República de Guatemala por los diputados que integran el nuevo Congreso, reseñó la agencia EFE.
“Sí, juro”, dijo con la mano izquierda en la Constitución y la derecha alzada, al ser investido por el presidente del nuevo Congreso, Samuel Pérez Álvarez, miembro de su partido, el Movimiento Semilla.
En su discurso de investidura, Arévalo dijo que es un día “trascendental” y que su posesión es un “hito significativo gracias al ejercicio democrático”.
“Me llena de profundo honor asumir esta alta responsabilidad, evidenciando que nuestra democracia tiene la fortaleza necesaria para resistir. Y que mediante la unidad y la confianza podemos transformar el panorama político en Guatemala”, añadió el nuevo mandatario.
Lo que ocurre en Guatemala, como en otras partes del mundo, es la lucha contra el autoritarismo, y que su país está luchando con “convicción y resiliencia”. Arévalo reconoció que “esta es la lucha que estamos enfrentando en Guatemala y en otras partes de Centroamérica y en el mundo.
“Se están librando batallas contra nuevas y antiguas formas de autoritarismo que limitan las aspiraciones de los pueblos y traicionan su soberanía. Me orgullece, me enorgullece afirmar que el pueblo de Guatemala está ofreciendo a la comunidad mundial un ejemplo inesperado de convicción y resiliencia democrática”, admitió.
El retraso fue tan prolongado que varios líderes mundiales que habían viajado a Guatemala para la toma de posesión no pudieron esperar más y regresaron a sus países para atender otros compromisos. Entre ellos se encontraban los presidentes de Chile y Paraguay.
Ante esta situación, los presidentes, cancilleres y funcionarios de alto nivel que asisten a la toma de posesión emitieron un pronunciamiento en conjunto en el que llaman al Congreso a cumplir la ley y proceder a la juramentación de Arévalo.
El pronunciamiento, respaldado por la Unión Europea, fue leído por Luis Almagro, secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
El presidente saliente, Alejandro Giammattei, no se presentó personalmente el domingo para entregar su cargo al Congreso y lo hizo mediante su secretaria, al argumentar que debía entregar su puesto a más tardar a la media noche del 14 de enero. El vicepresidente Guillermo Castillo acudió a la ceremonia de cambio de mando.
Giammattei envió a su secretaria personal a entregar la banda presidencial al Congreso, según confirmaron varias fuentes, y de igual forma expresó que no estaría en la investidura del nuevo gobernante.
“Ante el riesgo de llegar a media noche sin iniciar los actos protocolarios, en este momento hice entrega de los símbolos de la Presidencia al Congreso de Guatemala”, puntualizó el presidente saliente mediante sus canales oficiales de comunicación.
Giammattei hizo una entrega final de su informe final del Gobierno el pasado viernes, pese a que desde que se instauró la democracia en 1986 todos los presidentes que se despiden han asistido el 14 de enero al Congreso para ser relevados.