En la audiencia de este lunes se reveló que Ojeda fue ahorcado, mediante la asfixia por tracción
La idea de los secuestradores era no dejar huella alguna de sus pasos. En parte lo lograron, pues hasta ahora no se sabe cuál fue la verdadera motivación del crimen del exmilitar venezolano, Ronald Ojeda, secuestrado en Santiago, la capital chilena, desde su departamento durante la madrugada del 21 de febrero, informó el diario La Tercera.
Ojeda era un duro crítico de la dictadura de Nicolás Maduro y se había escapado de una cárcel de Caracas antes de radicarse en Chile como refugiado político. La fiscalía sospecha que fue asesinado por encargo.
Las cámaras de una gasolinera y por el rastreo de su teléfono celular permitieron capturar al menor Ángel C., venezolano de 17 años con residencia ilegal en Chile. Tras ser detenido, fue acusado de facilitar el secuestro al momento de prestar vigilancia en las afueras del edificio desde donde fue secuestrado Ojeda.
Según La Tercera, la fiscalía tiene en la mira a cinco sospechosos. En la audiencia de este lunes se reveló que Ojeda fue ahorcado, mediante la asfixia por tracción.
Además se logró identificar a otro implicado en el secuestro. Se trata de Walter Rodríguez Pérez, ciudadano venezolano que cuenta con distintas órdenes de detención por estar vinculado a delitos violentos.
De acuerdo a la investigación, Rodríguez Pérez es quien abraza por el cuello al exmilitar venezolano, en un momento que quedó registrado en las cámaras de seguridad del edificio. En ese video, viste pantalón negro. El sujeto, que está siendo buscado por la policía, tendría vínculos con el Tren de Aragua, un cártel de narcotraficantes venezolanos con ramificaciones en Colombia, Chile y otros países sudamericanos.
El primer indicio significativo surgió con una llamada anónimo que alertaba sobre actividades sospechosas en una comunidad de migrantes extranjeros en las afueras de Santiago. Ese fue el punto de partida que llevó a las autoridades a encontrar el cuerpo de Ojeda, enterrado a más de un metro de profundidad, en una maleta y cubierto por una capa de cemento.
La participación de Rodríguez Pérez se relaciona a partir de un error de los captores cuando se llevaron dos celulares que Ojeda tenía en su departamento. Los teléfonos fueron encontrados en el auto Nissan que los delincuentes abandonaron en su huida, los cuales estaban rotos.
Sin embargo, los peritajes de la policía de investigaciones lograron levantar una huella dactilar desde uno de los celulares, logrando así dar con el nombre de Rodríguez Pérez.
Además, para confirmarlo, los fiscales fueron a las cámaras de seguridad del edificio, específicamente al ascensor, donde se detectó que uno de los secuestradores recibe los teléfonos antes de que se abrieran las puertas.
Con esa identidad se fue armando el caso, pues a partir de ahí se logró dar con una tercera identidad: Maikel Villegas Rodríguez, quien formaba parte de una de las células del Tren de Aragua y le habría ofrecido el “trabajo” a Ángel C.
Así se llegó a un teléfono de Villegas y la fiscalía obtuvo una orden para interceptar sus comunicaciones y cercaron su posición aún más.
El sábado 24 de febrero los investigadores recibieron información que el teléfono del sospechoso había registrado un último movimiento en Arica, en la frontera norte con Perú. Habían pasado cinco días después del secuestro.
Todo indica que Maikel Rodríguez se encuentra fuera del país, lo mismo que Rodríguez Pérez”, expuso el fiscal Silva en la audiencia.