Azoulay, que tiene orígenes judíos y marroquíes, tendrá que enfrentar la difícil tarea de convencer a Estados Unidos e Israel de seguir siendo miembros, además de gestionar las acusaciones vertidas contra la institución
La ex ministra francesa de Cultura Audrey Azoulay fue elegida directora general de la UNESCO este viernes, frente a su rival catarí, un día después de que Estados Unidos e Israel anunciasen su salida de la organización, acusándola de ser antiisraelí.
Azoulay, de 45 años, quedó primera tras seis rondas de votación y venció a Hamad bin Abdulaziz Al Kawari, también ex ministro de Cultura, quien no consiguió recabar apoyos entre sus vecinos del Golfo, a causa de una crisis abierta, liderada por Arabia Saudí, que impulsó un bloqueo del emirato. Azoulay consiguió 30 votos y su oponente, 28.
La elección, compleja y muy política, para designar al sucesor de la búlgara Irina Bokova cristalizó las tensiones en el seno de una institución falta de reformas y consenso.
Además, la campaña se vio empañada por el anuncio de Washington, el jueves, de su intención de abandonar la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, con sede en París, a la que acusó se guiarse por un sesgo antiisraelí.
Poco después, Israel anunció que hará lo mismo.
El presidente francés, Emmanuel Macron, celebró su victoria en Twitter, afirmando que “Francia continuará luchando por la ciencia, la educación y la cultura en el mundo”.
Antes de la elección, Azoulay había declarado a los periodistas que su candidatura buscaba “restaurar la eficacia y la credibilidad” de la agencia, que “atraviesa una crisis política profunda”.
Antes, Azoulay se había impuesto a la egipcia Moushira Khattab, cuyo país acabo dando su apoyo oficial a la francesa en la última vuelta, en lugar de por Catar, indicó un miembro de una delegación de Khattab a la AFP.
Egipto es uno de los países que, liderados por Arabia Saudí, imponen desde junio un bloqueo estratégico a Catar, al que acusan de apoyar a los islamistas radicales y de acercar posiciones con Irán.
– Divisiones árabes –
Frente a las divisiones dentro de los países árabes, Francia presentó a Azoulay como una figura de consenso que podría mejorar las relaciones y aliviar las tensiones causadas por las recientes resoluciones contra Israel.
“Ahora más que nunca la UNESCO necesita un proyecto […] que restablezca la confianza y solucione las divisiones políticas”, declaró el ministerio francés de Relaciones Exteriores en un comunicado, reaccionando a la salida anunciada de Estados Unidos.
Catar había financiado generosamente la UNESCO en los últimos años y realizado una intensa campaña por el puesto, que le habría ayudado a impulsar su imagen a nivel internacional en un contexto de crisis con sus vecinos del Golfo.
Pero su candidato tuvo que enfrentar recientemente nuevas sospechas de antisemitismo en torno a él, repetidas por el Centro Simon Wiesenthal de Europa y la Liga Antidifamación (ADL) de Estados Unidos.
Se le reprocha, en particular, su presunto silencio ante la presencia de libros antisemitas durante las ferias del libro organizadas cuando era ministro de Cultura.
– Salida de Estados Unidos –
En pleno proceso electoral en la UNESCO, Estados Unidos e Israel anunciaron el jueves su salida de la organización.
“Esta decisión no se tomó a la ligera, y refleja la preocupación de Estados Unidos por los crecientes impagos a la UNESCO, la necesidad de una reforma fundamental en la organización y el continuo sesgo contra Israel”, afirmó el departamento de Estado.
Bokova rechazó esta acusación y dijo “lamentar profundamente” la decisión estadounidense.
“Está en juego la universalidad de la organización”, afirmó el viernes en declaraciones a la radio France Info, subrayando que “muchas instituciones culturales de Estados Unidos, oenegés” también expresaron su “decepción”.
Pocas horas después del anuncio estadounidense, Israel también anunció su próxima salida de la institución.
La crisis se incubaba desde hace años por las controvertidas posiciones de la UNESCO sobre Jerusalén y Hebrón, defendidas por los países árabes.
En 2011, la admisión de Palestina en la UNESCO acentuó la crisis, provocando la suspensión de contribuciones financieras de Israel y Estados Unidos, que representan más del 20% de su presupuesto.
La decisión de declarar en julio el casco antiguo de Hebrón, en la Cisjordania ocupada, como “zona protegida” del patrimonio mundial palestino, había provocado la ira de Israel.
Tras su retirada, que solo será efectiva a finales de 2018 conforme a los estatutos de la UNESCO, Washington quiere permanecer como observador.
Estados Unidos ya se retiró una vez en 1984, bajo la administración de Ronald Reagan, motivado entonces por una presunta mala gestión presupuestaria, y no regresó a la organización hasta 2002.