Sin duda lo que más daño le está haciendo a Biden es su apoyo incondicional al régimen asesinado de Netanyahu
La agresión de Israel a lleva días resonando en las universidades de Estados Unidos. Ahora se ha convertido en una clara arma electoral, aprovechando la división que genera dentro del propio partido demócrata, los republicanos están acusando a los administradores universitarios de no hacer lo suficiente para controlar la situación, informó el diario español La Razón.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Jonhson, se reunió este miércoles en la Universidad de Columbia con estudiantes judíos y pidió la dimisión de la decana del centro, Nemat Shafik.
El republicano también dijo que podría llegar el momento en que fuera necesario llamar a la Guardia Nacional para controlar la situación, y sugirió que el Congreso debe considerar retirar los fondos federales de las universidades que no sean capaces de mantener las protestas bajo control.
Es una nueva arista que podría complicar la permanencia del presidente demócrata Joe Biden en la Casa Blanca. El mandatario se aleja cada vez más de un grupo de votantes clave el próximo 5 de noviembre, los jóvenes estadunidenses.
Las nuevas generaciones le recriminan a él y a sus instituciones el apoyo a Israel en el conflicto de Gaza. En los últimos días lo han reclamado con protestas desde su terreno, el campus, pero llevan meses haciéndolo desde la red social favorita de la Generación Z, Tik Tok, la misma a la que Washington acaba de dar un ultimátum. Si sus propietarios chinos no dejan la aplicación en manos estadunidenses en los próximos nueve meses, la plataforma se prohibirá en todo el país.
Es otro movimiento que ha alejado a los jóvenes votantes del candidato demócrata, pero sin duda lo que más daño le está haciendo a Biden es su apoyo incondicional al régimen asesinado de Benjamin Netanyahu.
El miércoles continuaron las protestas pro-palestinas en muchas universidades del país. En el Boston College, al menos 100 estudiantes fueron detenidos, y otros 34 más en Austin, donde también se arrestó a un periodista. Todo ocurrió cuando decenas de agentes, con equipos antidisturbios y subidos a caballos, bloquearon el paso a los manifestantes para que no accedieran al campus.
En las universidades de Texas y California el despliegue de la policía para evitar que se extendieran los asentamientos con tiendas de campaña que han tomado otros centros del país, provocaron enfrentamientos entre la policía y los manifestantes y acabaron también con docenas de detenidos.
El gobernador texano, el republicano Greg Abbott, dijo a través de la red social X que los manifestantes ¨deberían estar en la cárcel¨ y que ¨los estudiantes que se unan a las protestas en cualquier colegio o universidad pública de Texas deberían ser expulsados¨.
Además, hubo protestas en Pittsburgh y San Antonio, como muestra de solidaridad con sus compañeros de la Universidad de Columbia, en Nueva York.
En la Gran Manzana se encuentra el origen de este movimiento universitario, ellos son quienes capitanean esta revuelta a la que muchos ya llaman ¨el Vietnam de Biden¨, por las similitudes con las protestas durante aquella guerra en las que miles de jóvenes salieron a las calles a protestar contra el servicio militar obligatorio y la muerte de miles de civiles.
Ya en 1987, durante una rueda de prensa, un joven Biden dijo que nunca se había identificado con esos jóvenes, parece que ahora tampoco.
Todos piden lo mismo: El fin de los lazos financieros de las instituciones con cualquier empresa que apoye a Israel, divulgar y hacer públicos los nombres de las compañías que financian los centros para que haya transparencia, y el reconocimiento del derecho continuo a protestar sin castigo.
Son algunas de las exigencias de los estudiantes Universidad de Columbia con su centro, unos alumnos a los que les dieron 48 horas más para levantar el campamento del césped del campus.
Si a medianoche de este jueves las decenas de tiendas de campaña que llevan 10 días instaladas allí no salen, no está claro cuál es el siguiente paso.
Los profesores han firmado una carta pidiendo a su presidente que permita la intervención de la policía, pero esa solución es un arma de doble filo que podría ser aún más violenta y acabar peor. El tiempo se acaba y esta medianoche la dirección de la Universidad de Columbia tendrá que tomar una decisión.