Su futuro gobierno se enfrenta a la difícil tarea de superar las divisiones sociales y recuperar la fe de una población harta de la corrupción
Es un resultado sin sorpresas, para una de las elecciones más complicadas de la historia de Panamá. El candidato de la alianza de los partidos Realizando Metas y Alianza, José Raúl Mulino, fue elegido el domingo 5 de mayo como nuevo presidente panameño, en una votación marcada por el aumento de la fragmentación política y el descontento social, informó la cadena Francia 24.
La jornada estuvo marcada por la calma, según el Tribunal Electoral (TE), y con una participación que superó el 75%. Además de presidente, los panameños eligieron en esos comicios generales a 71 diputados a la Asamblea Nacional, 20 al Parlamento Centroamericano, 81 alcaldes, 701 representantes de corregimiento y 11 concejales, todos con sus suplentes, para el período 2024-2029.
Inicialmente, Mulino era el compañero de fórmula para la vicepresidencia del expresidente Ricardo Martinelli. Pero, tras la inhabilitación de Martinelli como candidato el pasado 4 de marzo, el TE reconoció a Mulino como su suplente.
Sin embargo, la carrera presidencial del conservador estuvo en aguas inciertas hasta el viernes 3 de mayo por la mañana, solamente dos días antes de la votación, cuando la Corte Suprema de Justicia dictaminó que finalmente podía presentarse.
“Un abrazo Ricardo (Martinelli) hasta allá donde estás. Como dije se acabó la persecución política en este país, el país está harto de las peleas politiqueras que no nos han conducido a nada bueno, no me considero enemigo de nadie, y espero que nadie me considere su enemigo”, subrayó Mulino tras ganar la presidencia.
El balance del presidente Nito Cortizo, está marcado por la corrupción en su administración, un sistema de fondos de pensiones con problemas y las revueltas sociales de finales del 2023 desencadenadas por una cuestionada concesión minera.
Mulino y su futuro gobierno se enfrentan ahora a la difícil tarea de superar las divisiones sociales y recuperar la fe de una población harta de la corrupción, que se ha convertido en un tema candente para los panameños. Medios de comunicación locales han informado recientemente sobre los generosos préstamos y becas estudiantiles a los hijos de políticos y familias adineradas de alto perfil.
Del lado de los retos económicos están unas previsiones económicas poco halagüeñas, con un crecimiento que caerá del 7,3% en 2023 al 2,5% en 2024, según el Fondo Monetario Internacional, además de una deuda pública de $50,000 millones.
El desempleo también hace parte de las preocupaciones de los panameños, con una tasa en torno al 10%. En Panamá, alrededor del 45% de los puestos de trabajo se encuentran en el mercado informal y un tercio de la población rural vive en la pobreza.
Al mismo tiempo, el Canal, un motor económico por lo que transita por allá alrededor del 6% del comercio marítimo mundial, ha tenido que limitar su tráfico debido a una sequía que ha desencadenado los lagos de agua dulce que abastecen las esclusas, poniendo en entredicho su supervivencia a largo plazo.
La migración fue también un tema de campaña. En el 2023, más de medio millón de migrantes en busca de una vida mejor en Estados Unidos cruzaron la peligrosa selva del Darién, que une a Panamá y Colombia.
Durante su campaña, Mulino afirmó que, de llegar a la Presidencia, “cerraría” el Darién. Aseguró también que pediría apoyo a los países de la región implicados en el flujo migratorio, como Colombia y Estados Unidos, al entender que “Panamá no es un país de tránsito”.
Pero no dio más detalles sobre cómo podría cumplir con esa promesa de detener la migración.