Tras el imponente escenario montado por Varela para la JMJ 2019, “se escondía otra realidad, la persecución política a todo aquel que se le opusiera”
“Ellos salieron de la cárcel sin romper un solo ladrillo. Conseguían la libertad escribiendo un futuro posible”, publicó el diario español La Vanguardia, citando palabras de un preso político argentino, en el penal de máxima seguridad de Rawson.
Ciertamente, esas líneas podrían resumir la historia de José Raúl Mulino, quien fue detenido durante el gobierno de Juan Carlos Varela, por presuntas irregularidades en el contrato firmado en el 2010 con la empresa Selex, filial de Finmeccanica, para la adquisición de 19 radares por un monto de $125 millones.
Era una de las tantas herramientas que se deseaban utilizar para combatir el narcotráfico y otros actos ilícitos, señaló el rotativo español.
La noticia del arresto de Mulino corrió como pólvora en el país
Y las preguntas estaban en la boca de los panameños: ¿Cómo, uno de los líderes de la cruzada civilista ha sido detenido?, ¿por qué?, ¿qué acto irregular cometió el exministro de Seguridad del gobierno de Ricardo Martinelli?.
La Cruzada Civilista fue un movimiento nacional, organizado en 1987. Propulsado por un grupo de empresarios de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá, se convirtió en la voz de un pueblo agotado del sistema militar que clamaba por libertad, justicia y democracia. Uno de esos empresarios, era Mulino.
En principio, apuntó el diario español, a Mulino lo condujeron a la Policía Nacional y lo ubican en una celda transitoria por 12 horas. Tras seis meses de detención logró su libertad, porque no había pruebas para demostrar su culpabilidad, dijo La Vanguardia.
Pero, no todo era bueno. Su cárcel era el país. Conseguía andar libremente en el país, pero Varela le impidió salir el territorio panameño.
Durante su cautiverio, reconoció que “su soledad se convierte en su compañía” y decidió escribir todos los días una carta a Varela. No se defendió. ¿Por qué defenderse? Todo lo contrario. Deberían ser ellos lo que demostrarán su culpabilidad.
Cada una de esas notas terminaba con la siguiente frase:
Cada día mío aquí, es uno menos de todos ellos allá”. “¡Cuánta verdad!”, reseñó La Vanguardia. “El poder del hombre es finito, pero el poder en sí es infinito”.
La icónica figura de Nelson Madela le ayudó a soportar sus largas horas de encierro, aseguró el diario.
La historia de Mandela, le alentó a redactar esas cartas. “Nunca he considerado a ningún hombre como mi superior –decía Mandela-, ni fuera ni dentro de la cárcel. Porque ser libre no es solamente desamarrarse las propias cadenas, sino vivir en una forma que respete y mejore la libertad de las demás personas”.
Mulino y sus abogados denunciaron la existencia de una “procuraduría paralela” en la que el Consejo de Seguridad Pública y Defensa Nacional.
Allí se elaboraban expedientes “llenos de falsedades”, destacó La Vanguardia, “para ser filtrados a un medio de comunicación aliado (La Prensa) al gobierno de Varela”.
En un intercambio en los Varelaleaks, la exdirectora de La Prensa y exembajadora de Varela en España, Chelle Corro le confiesa al expresidente que La Prensa por primera vez en su historia era vista como un medio oficialista. Se había impuesto el lawfare que intenta neutralizar a sus adversarios.
Es necesario recordar –informó el rotativo- que en la presidencia de Varela, Panamá fue anfitrión de la Jornada Mundial de la Juventud 2019 y la pareja presidencial recibió al papa Francisco.
Detrás de los imponentes escenarios se escondía otra realidad, la persecución política a periodistas y a todo aquel que se le opusiera”, destacó el rotativo.
Analistas políticos consultados consideraron que esas acciones “fueron peores” a las ejecutadas durante la época militar de la década de 1980. “¡Válgame, tal comparación!”, exclamó Carmen Carrasco, redactor de la nota que publicó este domingo La Vanguardia.
Por otro lado, el dueño de uno de los medios más importante del país, con 175 años de vida informativa, se vio afectado por la política de persecución iniciada por la administración de Varela.
Para evitar la incautación del periódico, La Estrella de Panamá, Abdul Waked entregó la dirección a una junta provisional editorial conformada por reconocidos intelectuales panameños.
Entre tanto, las notas de rebeldía tuvieron un costo para Mulino, al ser conducido a una celda de máxima seguridad -la Dirección de Investigación (DIJ)-, en la que permaneció aislado y negada la visita de sus familiares.
A pesar de sus evidentes problemas de salud -años atrás tuvo una delicada operación de columna vertebral- poco les importó a sus verdugos. Su cuerpo era el que estaba preso en un pequeño espacio que casi impedía su movilidad”, subrayó el diario.
Se reencontró con la libertad de las ideas y empezó a concebir un gobierno distinto y se interrogó: ¿Cómo sería mi actuar, de ser presidente de Panamá? Hoy, responde: “En su gobierno se respetará la división de poderes y el fin de la persecución política”.
Waked, el dueño de La Estrella posiblemente recobre la dirección editorial de su periódico y los periodistas desempleados, resultado de esos desatinos, vuelvan a sus puestos de trabajo. “Termina la persecución política que tanto, pero tanto daño ha provocado al país”, recalcó La Vanguardia.
¿Qué ocurrió con el expresidente Varela?
Actualmente, tiene impedimento de salida del país, ya que pesa sobre sus espaldas una investigación y el Departamento de Estado de Estados Unidos en un breve comunicado señala lo siguiente:
“El secretario de Estado, Anthony Blinken, anunció la designación del expresidente de Panamá, Juan Carlos Varela Rodríguez, como inelegible para ingresar a Estados Unidos, debido a su participación en actos de corrupción significativa al aceptar sobornos a cambio de otorgar inapropiadamente contratos de gobierno cuando fungía como presidente y vicepresidente”.