La presidenta del Parlamento de Cataluña salió este viernes en libertad tras pagar una fianza y comprometerse a respetar la Constitución ante el juez que la investiga por rebelión por el pulso independentista, que ya llevó a prisión a otros líderes catalanes
“Ha salido”, dijo a la AFP un portavoz del ministerio de Interior a propósito de Carme Forcadell, que pagó una fianza de 150.000 euros para poder abandonar la cárcel de mujeres de Alcalá Meco, cerca de Madrid, donde había pasado la noche.
Forcadell declaró el jueves ante el Tribunal Supremo español, junto a otros cinco diputados, investigados por rebelión, sedición y malversación como integrantes del órgano rector del Parlamento catalán que permitió la votación de una declaración de independencia el 27 de octubre.
El juez dejó en libertad sin medidas cautelares a uno de ellos, el único no independentista, y los otros cuatro recibieron plazo de una semana para pagar una fianza de 25.000 euros, rechazando la prisión incondicional solicitada por la fiscalía.
En su auto, el magistrado argumentó que no había riesgo de reiteración pues los querellados manifestaron que renunciaban a la vida política o, de seguir en ella, “lo harán renunciando a cualquier actuación fuera del marco constitucional”.
“Estamos viendo (…) en las declaraciones de dirigentes secesionistas como la vuelta al orden constitucional comienza a ser una realidad”, celebró en rueda de prensa el portavoz del gobierno español, Íñigo Méndez de Vigo.
Las medidas contrastan con la prisión preventiva decretada por la Audiencia Nacional en las semanas anteriores contra ocho miembros del gobierno catalán destituido y dos dirigentes de asociaciones independentistas.
Mientras tanto, el presidente Carles Puigdemont y otros cuatro antiguos ministros esperan en Bélgica la resolución de la justicia de ese país sobre su entrega a España.
– Una independencia simbólica –
En su declaración, Forcadell, una comprometida activista independentista, sostuvo que su cargo no le daba “libertad para impedir votaciones”, como cuando la mayoría secesionista del parlamento proclamó la república catalana.
Su defensa alegó además que la declaración de independencia no tuvo “efectos jurídicos”, según fuentes presentes en el interrogatorio.
Algo que podría irritar a una parte de los fervientes independentistas.
“No han traicionado absolutamente nada”, matizó este viernes el diputado que quedó libre sin medidas cautelares, Joan Josep Nuet. “Hicieron un esfuerzo de sentido común, de decir cosas que son evidentes y que la gente no las dice porque no queda bien”, aseveró a la radio Rac1.
La proclamación de independencia, hecha en base a un referéndum realizado el 1 de octubre pese a la prohibición de la justicia, quedó en nada.
Pocas horas después, el gobierno español destituyó al ejecutivo de Puigdemont, disolvió el Parlamento y convocó elecciones para el 21 de diciembre en esta región de 7,5 millones de habitantes, profundamente dividida sobre la independencia.
– Nueva manifestación –
Los secesionistas, que se han manifestado ante las encarcelaciones de parte de su gobierno, buscan mantener las movilizaciones de calle de cara a los comicios, donde esperan retomar el poder de la región.
Así, han convocado una nueva protesta el sábado en Barcelona a partir de las 17H00 locales (16H00 GMT), que tendrá al frente a familiares de los líderes encarcelados.
Los organizadores esperan que sea tan multitudinaria como las observadas en estos últimos años los días 11 de septiembre, fiesta nacional de Cataluña.
De su lado, el gobierno español ha multiplicado los llamados a una amplia movilización de los no independentistas en estos comicios, cuyo resultado se prevé muy ajustado, afirmando esperar una vuelta a cierta normalidad.
“Sería importante que hubiera una participación masiva (…) Espero que de aquí vayamos a una situación de moderación y tranquilidad”, afirmó el jefe de gobierno Mariano Rajoy el jueves, en un evento junto al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, opuesto al independentismo.
A diferencia de 2015 cuando fueron en coalición, los principales partidos independentistas catalanes competirán esta vez por separado.
Desde Bruselas, Puigdemont ha reclamado sin éxito un frente unitario. “Hay que echar democráticamente de nuestras instituciones a quienes las han querido hacer suyas con un golpe de Estado”, dijo en una carta.