Panamá firmó una veintena de acuerdos de cooperación con China este viernes, durante un encuentro “histórico” entre los presidentes Xi Jinping y Juan Carlos Varela, meses después de haber roto relaciones diplomáticas con Taiwán
En total 19 documentos fueron firmados en Pekín durante la visita del presidente panameño Juan Carlos Varela. Se trata del “primer encuentro histórico entre los Jefes de Estado de ambos países”, indica una declaración conjunta.
Entre las diferentes declaraciones de intención oficializadas en esta visita, las dos partes, indica la declaración, “anuncian el inicio del estudio conjunto de factibilidad para un Tratado de Libre Comercio”.
Los otros acuerdos son en los ámbitos de la agricultura, la aviación civil, el transporte marítimo y el turismo, para facilitar las visitas de grupos de turistas chinos a Panamá.
China es el segundo usuario más importante del canal de Panamá detrás de Estados Unidos.
“Las relaciones entre China y Panamá abren una nueva página”, se felicitó Xi Jinping en un encuentro con Varela, según la agencia de prensa oficial Xinhua, en el Palacio del Pueblo en Pekín.
La declaración conjunta insiste en el “principio de una sola China”, de “amplio consenso de la comunidad internacional” y “premisa fundamental y la base política del establecimiento (…) de los lazos chino-panameños”.
“El gobierno panameño observará estrictamente el principio de una sola China, se opondrá decididamente a cualquier actividad que atente contra este principio y apoyará activamente el proceso de la reunificación pacífica de China”, indica la declaración.
Panamá rompió en junio sus relaciones diplomáticas con Taiwán (oficialmente República de China) y el jueves Varela inauguró la embajada de su país en la capital china.
Taiwán y China continental se separaron luego de la guerra civil en 1949. La isla de Taiwán se declara Estado soberano, pero nunca proclamó formalmente su independencia. Pekín la considera como un territorio suyo.
Sólo 20 países en el mundo que mantienen relaciones oficiales con Taiwán.
El gobierno de Pekín y el de Taipéi libran desde hace décadas una guerra diplomática para ser reconocidos por un máximo de países.