Sobrevivientes y familiares hacen un llamado a mejorar la seguridad vial en el país
Con una ceremonia religiosa en la Basílica Don Bosco y pintando corazones azules en el sector de La Cresta, se recordó este miércoles, con profundo respeto, a las víctimas de la tragedia del autobus 8B-06 que se incendió por desperfectos mecánicos en el sistema de refrigeración, y que dejó 18 muertos y heridos con quemaduras graves y secuelas.
Sobrevivientes y familiares de las víctimas hicieron un llamado enérgico a mejorar la seguridad vial en el país, cuestionando, por ejemplo, que todavía existan “diablos rojos” en las calles.
Este 23 de octubre se cumplen 18 años de la tragedia. “Esta fecha, marcada por el dolor, se ha convertido en un llamado a la acción para mejorar la seguridad en nuestro sistema de transporte público y bajo esta nueva administración, reafirmamos nuestro compromiso de trabajar por un sistema de transporte público más seguro, eficiente y accesible para todos”, afirmó Jorge Luis Ábrego, director general de la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT).
Indicó que la ATTT ha trazado una hoja de ruta hacia la modernización. “A través de iniciativas estratégicas, estamos fortaleciendo nuestros procesos, optimizando nuestros recursos humanos y, sobre todo, estrechando lazos con la ciudadanía”, agregó Ábrego.
Destaca entre los principales avances de la ATTT, la actualización de reglamentos. “Se han revisado los reglamentos de rutas y piqueras del transporte público, mejorando la atención a las quejas de los usuarios”.
Además, asegura que se han reforzado las inspecciones nacionales en colaboración con Metro Bus.
En aquella tragedia del 23 de octubre del 2006, 25 pasajeros del autobus 8B-06 de la ruta Mano de Piedra-Corredor Norte lograron escapar, pero 18 fueron consumidos por las llamas al no poder abrir la puerta de emergencia y no contar con extintores.
Los sobrevivientes aún exigen justicia e informaron que no descartan demandar al Estado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.