La mayoría de los miembros del gobierno de Zimbabue boicoteó el martes el consejo de ministros convocado por el presidente Robert Mugabe
El exvicepresidente de Zimbabwe Emmerson Mnangagwa se sumó este martes a todos los que exigen la renuncia inmediata del presidente del país, Robert Mugabe, contra quien el Parlamento debía en principio iniciar un proceso de destitución.
Por su parte, los veteranos de la guerra de la independencia llamaron a manifestarse en la jornada para pedir la renuncia inmediata del mandatario.
Casi una semana después de la intervención de las Fuerzas Armadas provocada por su expulsión, Mnangagwa salió de su silenció para exigir la dimisión del jefe de Estado, que dirige el país con mano de hierro desde hace 37 años.
“Invito al presidente Mugabe a tener en cuenta los llamados lanzados por el pueblo para su dimisión de forma que el país pueda avanzar”, afirmó en un comunicado Mnangagwa, conocido como el “cocodrilo” y favorito para encabezar la transición política.
Mnangagwa, de 75 años, fue destituido el 6 de noviembre, por instigación de la primera dama, Grace Mugabe, con la que competía para suceder al presidente, de 93 años.
La expulsión de este fiel del régimen, héroe de la lucha de la “liberación” de Zimbabue, provocó la intervención de las Fuerzas Armadas, que controlan el país desde el 15 de noviembre.
El decano de los jefes de Estado activos en el mundo ha rechazado dejar el poder, pese a las presiones del gobierno, su partido y la opinión pública.
Después del comunicado de Mnangagwa, los veteranos de la guerra de la independencia, uno de los pilares del régimen, llamaron a manifestarse para desencadenar la caída de Mugabe.
“Toda la población debe abandonar lo que está haciendo” y “dirigirse hacia la ‘Casa Azul'”, la residencia privada de Mugabe, para que “abandone el poder inmediatamente”, declaró a la AFP el jefe de los veteranos de guerra, Chris Mutsvangwa.
“Las manifestaciones deben comenzar ya”, agregó, adelantando las protestas que estaban previstas para el miércoles.
El sábado pasado, decenas de miles de personas salieron a la calle en Harare y en la segunda ciudad del país, Bulawayo (suroeste), al grito de “Bye bye Robert” o “Adiós abuelo”.
Cientos de manifestantes protestaron también el lunes en el campus de la universidad de Harare para exigir que deje el poder.
En su texto, Emmerson Mnangagwa, en el extranjero desde su destitución, confirmó que estaba en contacto con el presidente Mugabe.
“Puedo confirmar que el presidente (…) me invitó a volver al país para discutir sobre los acontecimientos políticos en curso en la nación. Le respondí que no volvería mientras no esté satisfecho con las condiciones de mi propia seguridad”, explicó.
El jefe del Estado Mayor del ejército, el general Constantino Chiwenga, consideró por su parte que estas discusiones entre los dos hombres eran “alentadoras”.
– “Demasiado es demasiado” –
El general Chiwenga pidió a la población, cada vez más exaltada, a mantener la “calma” y a ser “paciente”.
Sin esperar una posible conclusión de estas discusiones, el partido gobernante Zanu-PF decidió iniciar este martes un proceso de destitución en el Parlamento.
“Demasiado es de demasiado. Mugabe tiene que irse”, declaró el lunes a la AFP uno de sus miembros, Pesai Munanzvi. “Queremos sacarnos de encima a este animal”, insistió otro, Vongai Mupereri.
Reunida en urgencia, la dirección de Zanu-PF despojó a Mugabe de su mandato de presidente de la formación y le dio un ultimátum hasta el lunes al mediodía para dejar la presidencia del país, antes de lanzar el proceso de destitución.
Pero el presidente hizo oídos sordos a todos estos llamados e incluso afirmó el domingo por la noche, en un discurso televisado, que presidiría el congreso del partido en diciembre.