Los sondeos auguran un bloqueo legislativo: una Cámara de Representantes bajo control demócrata y un Senado republicano
No solo está en juego este martes la presidencia de Estados Unidos, también se decide la nueva composición del Congreso: la totalidad de la Cámara de Representantes -con mandatos de dos años sin límites de reelección- y un tercio del Senado para una posición de seis años, informaron agencias internacionales de prensa.
Actualmente, la mayoría de los 435 asientos de la Cámara de Representantes (Cámara Baja) están bajo control republicano -ganaron 220 en las legislativas del 2022-, y 213 en manos demócratas.
La verdadera contienda en este organismo tendrá lugar en 22 campos de batalla, cuyo ganador no está claro. En el caso del Senado (Cámara Alta), 47 de los 100 escaños están en manos demócratas -con el respaldo de cuatro independientes-, mientras que los republicanos tienen el control de 49 asientos.
Sin embargo, en caso de empate la última palabra la tiene la vicepresidenta, la demócrata Kamala Harris, por lo que aquí el compañero de fórmula del candidato que gane la presidencia va a tener un peso importante.
La formación de la Cámara Baja es crucial porque su control permite determinar la agenda legislativa del Congreso y actuar en temas urgentes relacionados con la economía, la salud o política exterior.
Aquí nacen los proyectos de ley que más tarde deberán ser aprobados por dos tercios del Senado, para posteriormente convertirse en ley. El control republicano ha sacado partido de su mayoría para priorizar temas como una reducción del gasto público, la seguridad fronteriza o la revisión de políticas energéticas.
La representación de los estados en la Cámara de Representantes viene determinada por el tamaño de su población, es decir, territorios más poblados, como la históricamente demócrata California (52), Texas (36) y Florida (27), que cuentan con más escaños.
Mientras que otros como Alaska, Delaware, Vermont y Wyoming solo tienen un asiento. Georgia, Pensilvania y Arizona están en el punto de mira estas elecciones por su historial de indecisión. En los últimos años ninguno se ha casado con el mismo partido.
Por eso los candidatos presidenciales ayudan a sus gobernadores a hacerse con los asientos que les corresponden: porque para sacar adelante cualquier medida en la Cámara Baja se necesita el apoyo de la mayoría, es decir de 218 miembros.
Actualmente, hay tres vacantes en el 118º Congreso, asientos que han quedado libres por fallecimiento o renuncia. Uno de ellos pertenece a Virginia, cuya actual representante, Abigail Spanberger, deja el cargo porque se postula a gobernadora. Hay siete distritos demócratas que los republicanos confían que podrán ganar, y que se encuentran en Ohio, Maine, Alaska, Washington, Colorado y Pensilvania (con dos).
En el Senado hay más asientos en juego: 34 de los 100. Aquí cada territorio tiene una representación igualitaria de dos escaños, sin depender de la magnitud de su población.
Al frente está el vicepresidente que tendrá que presidir las sesiones, además de emitir un voto decisivo en caso de empate.
Este martes habrá carreras muy reñidas en ocho estados, de los cuales siete están ocupados por los demócratas, pero no garantizados. Su control es igual de importante porque aquí se convierten en norma los proyectos de ley que llegan de la Cámara de Representantes.
Los senadores se encargan de cuestiones de presupuesto, ratificación de tratados internacionales, reformas de ley, o de los nombramientos de alto nivel, como jueces de la Corte Suprema.