Organizaciones, pescadores, científicos, abogados ambientales y biólogos, se oponen a construcción de la terminal marina en Chiriquí
Ante el lanzamiento oficial de la construcción de una terminal marina multiusos en Puerto Barú, en la provincia de Chiriquí, con el respaldo de la Autoridad Marítima de Panamá (AMP), un grupo de organizaciones, pescadores, científicos, abogados ambientales, biólogos y técnicos, protestaron desde sus embarcaciones y expresaron su total oposición al proyecto.
El conglomerado opositor, autodenominado “No a Puerto Barú en David”, informó que ese proyecto enfrenta una demanda aún sin resolver en la Corte Suprema de Justicia para suspender la aprobación del estudio de impacto ambiental y lograr que se declare nulo.
Explican que la construcción está ubicada en una zona que alberga la cuarta parte de los manglares de Panamá y no se puede permitir, ya que los manglares son fundamentales, entre otras cosas, para proteger viviendas, pueblos e infraestructura de tormentas tropicales e inundaciones a nivel local.
“A medida que la emergencia climática se intensifica, el papel crítico que juegan es más importante que nunca”, señaló Guido Berguido, biólogo y director de Adopta Bosque, una de más de 50 organizaciones que se oponen a Puerto Barú en David.
“Estamos trabajando juntos para que el proyecto Puerto Barú sea reconsiderado y reubicado en un lugar más apropiado”, sostiene Berguido.
Durante el lanzamiento del proyecto, el administrador de la AMP, Luis Roquebert, indicó que la megaobra, cuya inversión inicial se calcula en $250 millones, potenciará el desarrollo logístico y portuario de la región.
“Refirmamos el compromiso de la AMP de respaldar esta iniciativa de infraestructura portuaria, que tendrá un impacto positivo en la economía chiricana, impulsando la competitividad del sector agropecuario, fomentando el turismo sostenible y fortaleciendo la conectividad marítima del país”, destacó Roquebert.
Sin embargo, estas declaraciones fueron objetadas por los organismos opositores, argumentando que ese desarrollo trae consecuencias irreversibles para Panamá y el planeta.
Fue decepcionante ver al administrador de la AMP, Luis Alberto Roquebert, asistir al evento de lanzamiento de Puerto Barú apenas unos días después de la firma de un Acuerdo de Cooperación Interinstitucional para la protección de los océanos y el medio ambiente marino con MiAmbiente”, dijo Berguido.
“El pueblo de Panamá debe saber que nuestros preciosos manglares y algunas especies en peligro crítico, como delfines nariz de botella, ballenas jorobadas, arrecifes de coral y otras formas de vida marina, podrían verse afectadas para siempre”, agregó el biólogo.
“Siempre hemos entendido que Chiriquí requiere un puerto; no estamos en contra de eso. Lo que cuestionamos es por qué se está construyendo un puerto en terrenos adyacentes a un área protegida de manglares. Necesitamos desarrollo, pero no a costa del ambiente y la biodiversidad”, precisó Berguido.
Advirtió que “una vez que el daño esté hecho, no habrá vuelta atrás”.