La ausencia de comunicaciones directas con la administración entrante, ha creado un vacío que puede ser llenado por cantidades de teorías, afirma
A través de una serie de publicaciones en las redes sociales y, más destacadamente, durante una conferencia de prensa la semana pasada , en la que criticó repetidamente la decisión del expresidente Jimmy Carter de entregar el Canal de Panamá a Panamá, el presidente electo Donald Trump ha desatado un juego de adivinanzas global sobre sus intenciones, informó la cadena CNN.
Su decisión de no descartar el uso de la fuerza militar para recuperar la importante vía fluvial intensificó una disputa que aparentemente surgió de la nada.
Los funcionarios gubernamentales actuales y anteriores, los altos funcionarios del canal y los residentes de Panamá tienen ahora muchas preguntas, pero pocas respuestas.
¿Qué motivó el último estallido? ¿Realmente Trump daría luz verde a una invasión militar estadunidense para recuperar el Canal de Panamá? ¿Sus ataques pretenden ser una represalia más amplia contra China en una batalla cada vez más intensa por la influencia hemisférica?
O tal vez, como especulan algunos en Panamá, ¿algún amigo magnate naviero se quejó con Trump por el aumento de los peajes del Canal durante una cena en Mar-a-Lago recientemente?
Entrevistas con más de una docena de personas en Washington, Mar-a-Lago y durante varios días de reportajes sobre el terreno en Panamá sugieren que las opiniones escépticas de Trump sobre el país se remontan a décadas atrás.
Trump expresó su desdén por el acuerdo de 1977 para entregar el Canal mucho antes de entrar en política, pero su opinión sobre Panamá también se forjó a partir de sus experiencias personales en este país.
Estas comenzaron con el concurso Miss Universo del 2003, propiedad de Trump, celebrado aquí y luego como el nombre público y la cara de un complejo hotelero y turístico de alta gama que quedaría sepultado en litigios y disputas de larga data.
Las amenazas de Trump provocaron una rápida respuesta del presidente José Raúl Mulino, quien respondió agresivamente en las redes sociales y en entrevistas en los medios locales, dijo CNN.
Desde entonces, Mulino parece haber recalibrado su postura como parte de una estrategia intencional para dirigir las conversaciones a través de los canales diplomáticos adecuados una vez que Trump asuma oficialmente el cargo.
No ha habido señales de un viaje de emergencia a Mar-a-Lago para ganarse el favor del presidente electo.
Los asesores de Trump señalan los planes de una postura más agresiva hacia la creciente influencia de Beijing en América Latina como la fuerza impulsora detrás de los comentarios de Trump.
Pero la verdad para los funcionarios panameños es que, en ausencia de comunicaciones directas con la administración entrante o de una explicación basada en hechos del propio Trump, se ha creado un vacío que puede ser llenado por cualquier cantidad de teorías.
Trump se cruzó por primera vez con Panamá en 2003.
Mi interés en Panamá realmente comenzó cuando tuvimos el concurso Miss Universo en Panamá”, dijo Trump en un video promocional de 2009 para un nuevo desarrollo hotelero.
“Esta fijación con Panamá me hace sentir que algo va a pasar”, dijo el excanciller Jorge Ritter. “No creo que vaya a ser una invasión militar ni que se apodere del canal, pero algo va a pasar”.
Las preocupaciones de Trump sobre la influencia de Beijing sobre el Canal se centran en dos puertos, situados en cada extremo del canal, que son operados por CK Hutchison Holdings, una compañía con sede en Hong Kong que obtuvo esos derechos por primera vez en 1997, dos décadas antes de que él ingresara a la Casa Blanca.
Desde la elección de Trump, Mulino ha dejado en claro su deseo de asociarse con el equipo entrante de Trump en su principal prioridad de larga data.
Cuando se le preguntó si había alguna validez en la afirmación de Trump de que los buques de carga y los buques de la Marina de Estados Unidos estaban pagando tarifas más altas que los de otras naciones, Ilya Espinosa de Marotta, la administradora adjunta del Canal, no dudó.
“No, no es una afirmación cierta”, dijo, descartando rápidamente la idea de reducir las tarifas para los buques estadounidenses como una forma de apaciguar a Trump. “No es una opción posible”, dijo Marotta a CNN. “Debido a los tratados”.
Los tratados firmados por Torrijos y Carter en 1977 siguen dictando las normas operativas, reglamentarias y de infraestructura que sigue la Autoridad del Canal de Panamá hasta la actualidad.
En este caso, los tratados obligan a Panamá a garantizar que los peajes y cargos relacionados con el tránsito sean “justos, razonables, equitativos y compatibles con el derecho internacional”.
La gente se centra en el Canal, el Canal, el Canal”, dice Marotta. “Pero lo que hizo que el país de Panamá –la gente de Panamá– quisiera que el Canal se transfiriera a Panamá no fue solo el Canal. Esto era como un territorio estadunidense dentro de un país. Así que había barreras. Había policía estadunidense, había escuelas estadunidenses. Era un país completamente diferente dentro de nuestro país, y había muchas bases militares”.