La Administración Federal de Aviación restringe indefinidamente los vuelos de casi todos los helicópteros en el corredor del aeropuerto Reagan
La investigación del accidente aéreo del miércoles por la noche en Washington, con 67 víctimas mortales el más letal de un vuelo comercial desde el 2001 en Estados Unidos, aún no tiene las respuestas de qué provocó el choque del avión regional y el helicóptero militar pero ya ha empezado a sacar a la luz fallos de seguridad que rodearon al siniestro. También, ha motivado ya los primeros cambios en la operación en la zona del Aeropuerto Nacional Reagan, uno de los corredores aéreos más complejos y saturados del país y que llevaba tiempo haciendo saltar alarmas, informaron medios de prensa internacional.
El fallo más destacado que se conoce por el momento, que cuatro fuentes han confirmado desde el anonimato a ‘The New York Times’, es que el Black Hawk volaba a bastante más altitud de la debida, al menos a 90 metros en lugar de los 60 metros en que debía moverse. La nave militar, con tres personas a bordo, también se había desviado lateralmente unos 800 metros de la ruta que tenía marcada.
A esas circunstancias ha hecho referencia este viernes el presidente Donald Trump en un mensaje en Truth Social, sugiriendo que “no es muy complicado de entender”.
Pero la realidad es que la clave es determinar por qué se produjeron esos desajustes y, para hacerlo, los investigadores de momento no se pueden apoyar en las cajas negras del helicóptero, que no se han recuperado aún de las aguas del río Potomac. Las autoridades sí tienen ya en su control tanto la caja negra del vuelo comercial como la que registra las conversaciones de la cabina de pilotos de ese avión.
El siniestro ha hecho que se vuelva el foco también a la compleja y congestionada situación en ese corredor aéreo, donde se combinan una intensa actividad de vuelos comerciales con la de helicópteros civiles y militares y donde hay restricciones del espacio aéreo por la presencia de instalaciones sensibles para la seguridad nacional como la Casa Blanca, el Pentágono y el Congreso.
Eso ha hecho que la Administración Federal de Aviación decida restringir de forma indefinida los vuelos de prácticamente todos los helicópteros en dos rutas cerca del aeropuerto Reagan, según han dicho fuentes de la agencia a varios medios, aunque se mantendrán excepciones como vuelos de policía o médicos.
Por parte del Ejército, mientras, se va a considerar suspender vuelos de entrenamiento como el que realizaba el miércoles por la noche el Black Hawk, que son típicos para familiarizar a los militares con las rutas que tomarían en caso de una catástrofe o un ataque en el que hubiera que trasladar a altos cargos en la región.
“Hay momentos apropiados para tomar riesgos y momentos que no lo son. Debemos estudiar cuándo es el momento de tomarlos y puede que no sea en un aeropuerto como Reagan”, decía el jueves durante su vista de confirmación ante el Comité de Servicios Armados del Senado Daniel Driscoll, nominado por Trump para ser secretario del Ejército de Tierra.