La investigación siguió a 11,876 niños analizando cómo evolucionaban tanto su uso de redes sociales como su salud mental
Un nuevo estudio encabezado por la Universidad de San Francisco y publicado en la revista JAMA Network Open revela que un mayor uso de redes sociales durante la adolescencia temprana puede estar vinculado a un aumento posterior de síntomas depresivos, informó la agencia EFE.
La investigación siguió a 11,876 niños desde los nueve y diez años hasta los 12-13 años, analizando cómo evolucionaban tanto su uso de redes sociales como su salud mental.
Durante ese periodo, el tiempo promedio diario dedicado a estas plataformas creció de siete a 73 minutos, mientras que los síntomas depresivos aumentaron un 35%.
“Estos hallazgos aportan pruebas de que las redes sociales pueden estar contribuyendo al desarrollo de síntomas depresivos, más que simplemente reflejar una condición preexistente”, explicó el autor principal del estudio, Jason Nagata, profesor en la Universidad de San Francisco.
Uno de los aspectos más destacados del estudio es que el aumento de síntomas depresivos no predijo un uso mayor de redes sociales más adelante, sino que fue el uso creciente de estas plataformas lo que precedió a un deterioro en el bienestar emocional.
Los investigadores utilizaron datos longitudinales intrapersonales, lo que les permitió observar cómo los cambios en el comportamiento de cada niño estaban asociados a su salud mental, descartando factores externos que podrían distorsionar los resultados.
Aunque el estudio no identificó directamente las causas del vínculo entre redes sociales y depresión, se mencionan factores de riesgo conocidos como el ciberacoso, las alteraciones del sueño y la exposición a contenidos dañinos.
El mismo equipo de investigación ya había reportado anteriormente que niños entre 11 y 12 años que fueron víctimas de ciberacoso tenían 2.6 veces más probabilidades de presentar ideas suicidas o intentos de suicidio al año siguiente.
Pese a estos riesgos, los investigadores reconocen que las redes sociales siguen siendo una herramienta importante para la comunicación y conexión entre los jóvenes.
Como medida práctica, el estudio recomienda establecer momentos libres de pantallas para toda la familia, como durante las comidas o antes de dormir, para fomentar hábitos digitales más equilibrados.