La actividad espacial militar de Rusia se acelera con lanzamientos secretos, satélites espía y maniobras complejas en órbita
A pesar de que el programa espacial ruso atraviesa un momento de menos brillo en comparación con el pasado y con otras potencias, el dictador Vladimir Putin se asegura de mantener cierta capacidad de disuasión y acción en órbita. Esto se ha visto en las últimas semanas con una notable oleada de actividad militar espacial que ha captado la atención de los analistas occidentales, informó el diario La Razón.
Mientras potencias como Estados Unidos o China enfocan gran parte de su capacidad espacial en dar apoyo a operaciones terrestres mediante comunicaciones o posicionamiento de precisión, Rusia parece concentrarse en sistemas diseñados para la “contra-espacio”, es decir, para afectar los activos de otros países en órbita.
Aunque Estados Unidos especuló sobre un proyecto ruso para colocar un arma nuclear en órbita, la atención se centra ahora en otros sistemas antisatélite.
Rusia ya demostró en el 2021 su capacidad con un misil lanzado desde tierra que destruyó uno de sus propios satélites, generando una nube de escombros.
Ahora, naves rusas en órbita parecen estar siguiendo de cerca a satélites espías estadunidenses, lo que sugiere una rápida marcha hacia la militarización activa del espacio.

Una de las iniciativas rusas más observadas es el programa Nivelir, que lanza satélites a órbitas específicas para seguir a naves espía de Estados Unidos.
El medio Ars Technica detalla cómo satélites Nivelir, como el Kosmos 2588, se han situado en el mismo plano orbital que satélites de vigilancia de la NRO (Oficina Nacional de Reconocimiento), como el USA 338, a una altitud de unos 480 kilómetros.
Para conseguir eso, Rusia sincroniza el lanzamiento de estos satélites militares con el momento en que la rotación de la Tierra sitúa el cosmódromo de Plesetsk bajo la órbita del objetivo estadounidense. Es una maniobra precisa, similar a la que se usa para enviar naves a la Estación Espacial Internacional, que requiere cálculos exactos.
Desde el 2019, cuatro satélites Nivelir han sido lanzados para seguir a naves de la NRO. Aunque no se han acercado mucho (a decenas de kilómetros), su capacidad para mantener el mismo plano orbital y ajustar su trayectoria indica una capacidad de seguimiento avanzada.
La situación se complica con un comportamiento observado recientemente. Hace pocas semanas, otro satélite Nivelir, Kosmos 2558, liberó un objeto desconocido en una órbita muy similar a la de otro satélite espía, el USA 326. Este objeto, designado “Objeto C”, llegó a situarse a unos 100 kilómetros del satélite estadunidense.
Este patrón ya se vio antes. En 2019, el Kosmos 2542 liberó un subsatélite que, un año después, disparó un proyectil, interpretado por EE.UU. como una prueba de arma antisatélite capaz de dañar o destruir un objetivo.
Sin embargo, esta estrategia plantea interrogantes entre los expertos. Lanzar una supuesta arma antisatélite en el mismo plano orbital que el objetivo limita sustancialmente sus posibles blancos futuros, a diferencia de un misil lanzado desde tierra. Un oficial militar estadounidense retirado considera ‘extraño’ invertir en un sistema que queda tan ligado a un objetivo.
Una posible explicación es que se trate de una estrategia de mensajes, buscando ‘molestar’ o enviar una advertencia a Estados Unidos más que preparar un ataque real, aunque desde una perspectiva de coste-beneficio y flexibilidad operativa no parezca la más lógica.
A pesar de la duda sobre el propósito exacto, la amenaza no se descarta. Firmas de seguimiento espacial como Slingshot Aerospace creen que el Kosmos 2588 podría ser un satélite Nivelir con una supuesta arma cinética a bordo.
Analistas como Marco Langbroek temen que Rusia esté posicionando armas ‘dormidas’ cerca de activos clave de la NRO. Esta tensión en el espacio se remonta a la Guerra Fría. Rusia siempre ha visto con recelo los satélites espía de Estados Unidos, considerándolos una espina clavada desde los años 60.
