Se la ha catalogado como la “estrella más misteriosa del universo”, es más grande que el Sol y tiene una extraña forma de iluminarse y oscurecerse que, para algunos, sugería que una megaestructura alienígena podría estar rondándola
Pero un estudio divulgado el miércoles, compilado por más de 100 científicos que han estado observando a la estrella KIC 8462852, desestima los rumores sobre los extraterrestres.
“El polvo es probablemente la razón por la cual la luz de la estrella parece atenuarse e intensificarse”, dijo la autora principal del estudio, Tabetha Boyajian, profesora asistente de física y astronomía en la Universidad Estatal de Luisiana, a quien el cuerpo luminoso debe el apodo de “la estrella de Tabby”.
“Los nuevos datos muestran que diferentes colores de luz están siendo bloqueados a diferentes intensidades. Por lo tanto, lo que sea que pase entre nosotros y la estrella no es opaco, como se esperaría de un planeta o una megaestructura alienígena”.
El descubrimiento inicial de la estrella -que se sitúa a más de mil años luz de distancia y que es aproximadamente un 50% más grande y mil grados más caliente que el Sol- se realizó con la ayuda del telescopio Kepler, un poderoso instrumento de búsqueda de planetas de la NASA.
Kepler detecta planetas al registrar momentos en que la luz de una estrella se atenúa cuando un objeto pasa frente a ella.
Las inusuales variaciones del brillo de la estrella de Tabby, sin un patrón determinado, despertaron el interés mundial.
Más de 1.700 personas donaron unos 100.000 dólares a través de una campaña de Kickstarter para estudiar el fenómeno más a fondo.
Los astrónomos del observatorio Las Cumbres, ubicado en California, lo estudiaron de cerca desde marzo de 2016 hasta diciembre de 2017.
“Esperábamos que una vez que captáramos un atenuamiento en tiempo real, podríamos ver si las disminuciones de brillo tenían la misma profundidad en todas las longitudes de onda”, dijo el coautor Jason Wright, profesor asistente del Departamento de Astronomía y Astrofísica de Pensilvania.
“Si fueran casi iguales, esto sugeriría que la causa es algo opaco, como un disco, un planeta o una estrella orbitándola, o incluso grandes estructuras en el espacio”.
A pesar de que el equipo ha descartado cualquier construcción extraterrestre gigante como la causa de la disminución del brillo, “aumenta la posibilidad de que otros fenómenos estén detrás”, dijo Wright.
“Hay modelos que involucran material circunestelar, como los exocometas, que fueron las hipótesis originales del equipo de Boyajian, que parecen ser consistentes con los datos que tenemos”, agregó.
El informe fue publicado en The Astrophysical Journal Letters.