Enfrenta el abandono de sus colaboradores y crecientes críticas, en medio de una oposición fragmentada y una ultraderecha unificada y en ascenso
La crisis política en Francia se profundiza con un presidente, Emmanuel Macron, cada vez más solo y cuestionado desde dentro de su propio partido, donde figuras clave como Edouard Philippe y Gabriel Attal abogan por una salida anticipada ante el estancamiento gubernamental, informó la agencia EFE.
Mientras tanto, la izquierda, tras el auge inicial de la coalición del Nuevo Frente Popular liderada por Jean-Luc Mélenchon, muestra fracturas internas que dificultan un frente común. Los socialistas, comunistas y ecologistas se distancian de la rigidez de La Francia Insumisa, debilitando la capacidad de negociación del bloque.
Por el lado de la derecha tradicional, el partido Los Republicanos se encuentra dividido entre su ala conservadora, representada por Bruno Retailleau, y la más liberal de Laurent Wauquiez, lo que incrementa las tensiones internas en un momento delicado.
En contraste, la extrema derecha, bajo el liderazgo de Marine Le Pen, mantiene una imagen de unidad y fortaleza, impulsada por los buenos resultados en las encuestas, aunque pendiente de la resolución judicial que podría afectar su futuro político.
La incertidumbre sobre la formación de gobierno y la gobernabilidad sigue latente, con un país bloqueado y sin perspectivas claras de salida.