La isla, marcada por un siglo de ciclones devastadores, enfrenta la amenaza de un fenómeno de categoría 5 tras su paso por Jamaica
Cuba se encuentra en alerta máxima ante la inminente llegada del huracán Melissa, que tras cruzar Jamaica como un devastador categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, avanzó hacia el oriente del país como uno de los ciclones más poderosos registrados en décadas.
El Instituto de Meteorología de Cuba advirtió que Melissa podría convertirse en un evento histórico por su intensidad y potencial destructivo. Su aproximación ha reavivado la memoria de los grandes huracanes que han azotado la isla a lo largo del último siglo, dejando miles de víctimas y enormes pérdidas económicas.
Cuba ha sido escenario de algunos de los huracanes más mortíferos del Caribe. En 1932, el huracán de Santa Cruz del Sur, de categoría 4 o 5, provocó una marejada ciclónica que arrasó completamente la ciudad costera del mismo nombre, dejando unas 3,000 víctimas mortales, en lo que se considera la mayor catástrofe natural de la historia del país.
Décadas después, en 1963, el huracán Flora permaneció más de 100 horas sobre el oriente cubano, dejando 1,750 muertos e inundaciones sin precedentes.
En los años siguientes, fenómenos como Kate (1985), Georges (1998) y Michelle (2001) continuaron golpeando duramente la economía y las infraestructuras del país.
Ya en el siglo XXI, Charley (2004) y Dennis (2005) se cobraron decenas de vidas y causaron pérdidas multimillonarias, mientras que Gustav e Ike (2008) devastaron el occidente y el centro del país, con daños generalizados en viviendas y cultivos.
En 2012, Sandy impactó con fuerza en Santiago de Cuba, provocando 11 muertes y graves daños patrimoniales. Cinco años más tarde, Irma (2017) arrasó la costa norte como un categoría 5, dejando 10 fallecidos y pérdidas superiores a $13,000 millones.
Más recientemente, Ian (2022) causó el primer apagón nacional al afectar severamente el sistema eléctrico, mientras que Óscar y Rafael (2024) dejaron un saldo conjunto de más de una docena de víctimas y destruyeron miles de viviendas.
El paso constante de huracanes ha convertido a Cuba en uno de los países más experimentados en gestión de desastres naturales del Caribe, con protocolos de evacuación y protección civil ampliamente reconocidos, sin embargo, los efectos del cambio climático y el deterioro de la infraestructura eléctrica y habitacional han incrementado la vulnerabilidad de la isla ante fenómenos extremos.