Comparado con WeChat por su alto nivel de vigilancia, el nuevo servicio impulsado por el Kremlin busca reemplazar a WhatsApp y Telegram
El número de clientes del nuevo sistema de mensajería ruso MAX superó los 50 millones de usuarios, según el servicio de prensa de la plataforma digital, informó la agencia EFE.
El sistema, desarrollado por la empresa VK -conocida como el “Facebook ruso”-, se presenta como una alternativa nacional a servicios occidentales como WhatsApp y Telegram, pero ha sido señalado por su posible uso como herramienta de control estatal.
“En MAX se han inscrito 50 millones de usuarios. En octubre el sistema abarcó diariamente a un promedio de 19 millones de personas. El indicador récord se alcanzó el 22 de octubre, con un alcance diario de más de 22,5 millones de usuarios”, señaló la compañía en un comunicado.
Desde su lanzamiento, los usuarios han enviado 3,700 millones de mensajes, efectuado 842 millones de llamadas, grabado más de 25 millones de mensajes de vídeo circulares y creado más de 13,000 canales.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ordenó el desarrollo de una aplicación nacional que unifique servicios de comunicación y administración pública, incluso con la posibilidad de funcionar como documento de identidad digital. El proyecto fue confiado a VK como parte de la estrategia del Kremlin para reducir la dependencia tecnológica de Occidente.
MAX ha sido promovido por las autoridades como un sistema más seguro que Telegram y WhatsApp, los cuales son usados con frecuencia por estafadores.
Este argumento ha servido para limitar las llamadas en dichas aplicaciones y fomentar la migración hacia la nueva plataforma estatal.
No obstante, expertos en tecnología y derechos digitales advierten que el verdadero objetivo del Kremlin sería reforzar el control sobre las comunicaciones y ampliar la censura en internet, en línea con los recientes llamados de Putin a “estrangular” a las grandes empresas tecnológicas occidentales.
MAX se suma así a una serie de alternativas locales impulsadas por Rusia en los últimos años, como Rutube, la versión nacional de YouTube, cuyo desempeño fue ampliamente criticado y considerado un fracaso.