Una investigación revela que 500 mililítros diarios durante 60 días remodelan la actividad genética asociada a la salud cardiometabólica
Incorporar un vaso de jugo de naranja a la rutina diaria podría ser más poderoso de lo que parece, no solo hidrata o aporta vitamina C: un nuevo estudio sugiere que su consumo habitual puede modular miles de genes relacionados con la presión arterial, la inflamación y el metabolismo, con efectos que incluso varían según el peso corporal, informó el diario La Razón.
La investigación, publicada en Molecular Nutrition & Food Research, analizó a adultos jóvenes y sanos que tomaron 500 mililítros de jugo de naranja cada día durante 60 días, donde los científicos observaron una remodelación del transcriptoma -el conjunto de genes activos-, con cambios en 3,790 transcritos que incluían 1,705 genes, decenas de microARN y distintos ARN no codificantes.
Aunque los resultados no prueban causalidad, sí aportan asociaciones moleculares llamativas que respaldan hallazgos previos: mejoras en la presión arterial y en parámetros de composición corporal, la clave podría estar en las flavanonas cítricas, compuestos bioactivos presentes de forma natural en el jugo.

Las naranjas son ricas en hesperidina y naringenina, dos flavanonas que, según el estudio, pueden modular la expresión génica y afectar vías relacionadas con: el tono de los vasos sanguíneos, el metabolismo lipídico y la respuesta inflamatoria.
El trabajo, liderado por la Universidad de Sao Paulo (Brasil) junto con la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos), sugiere que el zumo puede activar o desactivar rutas biológicas clave para la salud cardiometabólica.
Entre los efectos que observó el estudio se pueden mencionar:
Vías relacionadas con la presión arterial. Los investigadores detectaron modulaciones en genes implicados en la síntesis y secreción de aldosterona, el sistema renina angiotensina y la señalización asociada a la ECA, además, genes vinculados a hipertensión, como NAMPT o NLRP3, se regularon a la baja.
Menor inflamación. Hubo una reducción en la expresión de mediadores inflamatorios como IL1B, IL6 y PTGS2 (COX-2). Esto sugiere un menor tono inflamatorio, coherente con la disminución de la actividad de NF-κB.

Cambios beneficiosos en el metabolismo de las grasas. Genes asociados a adipogénesis, termogénesis y β-oxidación mostraron patrones compatibles con un control metabólico más eficiente.
Modificaciones en ARN no codificante. El organismo ajustó microARN y lncRNA relacionados con pérdida de peso, inflamación y estrés oxidativo. Por ejemplo: aumento de miR-1305 (efectos antiinflamatorios) y descenso de snoRNA del clúster RPL13A.
Aunque el estudio tiene limitaciones -muestra pequeña, sin grupo control y análisis exploratorios- sus resultados apuntan a que un hábito tan simple como beber jugo de naranja diariamente podría influir en rutas biológicas relacionadas con el corazón, el metabolismo y la inflamación.
Si futuras investigaciones confirman estos hallazgos, los consejos dietéticos podrían ajustarse en función del peso o del perfil molecular de cada persona.
Por ahora, este estudio subraya que la nutrición cotidiana puede interactuar con nuestros genes de formas más profundas de lo que imaginamos.
