Investigación revela que la tinta migra a los ganglios linfáticos y genera inflamación crónica
Un estudio de la Universidad de la Suiza Italiana, publicado en la revista estadunidense Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), alerta sobre posibles efectos perjudiciales de los tatuajes en el sistema inmunitario, indicando que podrían aumentar la vulnerabilidad del organismo frente a infecciones y ciertos tipos de cáncer, informó la agencia EFE.
La investigación, dirigida por Santiago González, del Instituto de Investigación Biomédica vinculado a la universidad, concluye que la tinta de los tatuajes no permanece únicamente en la piel. Por el contrario, se propaga rápidamente hacia el sistema linfático, acumulándose en grandes cantidades en los ganglios linfáticos apenas horas después de la aplicación.
Dentro de estos órganos clave para la defensa del organismo, macrófagos -células encargadas de combatir agentes extraños- capturan los pigmentos de la tinta, desencadenando una respuesta inflamatoria de dos fases, una aguda, que dura alrededor de dos días, y otra crónica, potencialmente prolongada durante años.

Esta segunda fase, según el estudio, puede debilitar el sistema inmunitario, aumentando la susceptibilidad a enfermedades.
Los investigadores señalan que los macrófagos no pueden descomponer los pigmentos como lo harían con otros patógenos, lo que provoca su muerte y mantiene a la tinta atrapada en los ganglios linfáticos en un ciclo continuo de captura y destrucción celular.
El efecto fue especialmente notorio en tintas rojas y negras, que podrían ser más tóxicas que otros colores.
El estudio, que se desarrolló durante siete años y contó con la participación de 12 grupos de investigación internacionales, incluyó experimentos con ratones vacunados: aquellos con tatuajes generaron menos anticuerpos que los no tatuados, lo que refuerza la preocupación sobre una posible alteración de la respuesta inmunitaria.
La universidad suiza advierte que estos hallazgos despiertan inquietud respecto a la seguridad de los tatuajes, considerando que casi una de cada cinco personas en el mundo tiene al menos uno.
Aunque se requieren más estudios para comprender completamente el alcance de los efectos, los resultados abren un debate sobre la necesidad de regulación y mayor investigación en la industria del tatuaje.
