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Panamá avanza en el Índice Global del Hambre en una región marcada por el estancamiento

Panamá avanza en el Índice Global del Hambre en una región marcada por el estancamiento

La desigualdad, el alto costo de las dietas saludables y la doble carga de malnutrición siguen limitando su desempeño

El Índice Global del Hambre 2025 (GHI) confirma una desaceleración preocupante en la reducción del hambre a nivel mundial, con implicaciones económicas y sociales de largo plazo.

En este contexto de estancamiento, Panamá muestra avances medibles en sus indicadores de seguridad alimentaria, aunque aún enfrenta desafíos estructurales que lo mantienen por encima de los países con mejor desempeño de la región.

El informe, que evalúa la evolución del hambre durante las últimas dos décadas, revela que la puntuación global del GHI apenas descendió de 19 en el 2016 a 18.3 en el 2025, manteniéndose en un nivel catalogado como moderado.

Ese limitado progreso refleja la presión de factores como el cambio climático, la volatilidad de los precios de los alimentos, la persistencia de la desigualdad y las limitaciones en la efectividad de las políticas públicas.

Según el índice, Panamá redujo su puntuación de 9.2 en el 2016 a 7.5 en el 2025, una mejora que evidencia avances en la reducción gradual del hambre, sin embargo, el país aún se ubica por encima de economías con mejores resultados, como Costa Rica, Chile y Uruguay, cuyos índices se mantienen por debajo de 5.

En la región, Paraguay registra 5.2 puntos, mientras que México mejoró de 7.1 a 6 y Colombia de 7.1 a 6.1, en tanto otros países muestran desempeños dispares, Argentina y Brasil empeoraron hasta 6.4; República Dominicana redujo su índice de 8.6 a 6.4; Perú pasó de 8.2 a 7.2 y El Salvador de 8.9 a 7.6.

Por otro lado, Venezuela mejoró de 14.2 a 9.6, aunque permanece en niveles elevados, mientras que Haití continúa en situación alarmante, con 27.7 puntos.

Estos resultados sitúan a Panamá en una posición intermedia dentro de América Latina: Mejor que países con mayores rezagos estructurales, pero aún lejos de los sistemas alimentarios más resilientes y equitativos de la región.

El economista jefe de la FAO, Máximo Torero Cullen, destacó que América Latina es la región que podría salir del hambre y cumplir con la meta ODS-2030 de hambre cero si acelera el proceso, y reconoció que Panamá ha mejorado en materia de hambruna.

“Panamá está cerca del promedio de Centroamérica (5 %) y podría estar por debajo del 4 % el próximo año”, señaló Torero.

Para la FAO, uno de los principales desafíos es el alto costo de una dieta saludable, que en Panamá se estima en $4.34 en términos de PIB (PPA) per cápita. Esta barrera incrementa la incidencia de enfermedades no transmisibles, como la diabetes y los problemas cardiovasculares, con impactos fiscales y sociales crecientes.

Panamá destaca por sus avances, pero el informe advierte que sostener y acelerar la reducción del hambre exigirá políticas económicas y sociales consistentes, mayor resiliencia climática y una estrategia integral que reduzca el costo de las dietas saludables.

De lo contrario, los progresos alcanzados podrían diluirse, con efectos negativos sobre la equidad, la productividad y el crecimiento económico de largo plazo.

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