El Consejo de Seguridad abordó la crisis venezolana en una sesión urgente marcada por tensiones geopolíticas, denuncias de violaciones a derechos humanos y el llamado panameño a una salida pacífica
Panamá dejó clara su posición sobre la crisis en Venezuela durante una sesión urgente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, celebrada este martes, en medio de un fuerte cruce de acusaciones entre Caracas y Washington por el bloqueo de buques petroleros vinculados al país sudamericano, informó el diario La Estrella.
La reunión fue convocada tras declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien no descartó un escenario de confrontación y ordenó la intercepción de embarcaciones petroleras relacionadas con Venezuela, lo que elevó la tensión diplomática en la región.
Durante el debate, el embajador de Venezuela ante la ONU, Samuel Moncada, acusó a Estados Unidos de ejercer “la mayor extorsión” de la historia contra su país, asegurando que Venezuela es “el primer objetivo de un plan mayor” que, a su juicio, viola abiertamente el derecho internacional. Moncada afirmó que Washington busca forzar la entrega del país mediante presiones económicas y políticas.

En contraste, Panamá adoptó una postura firme al señalar que no puede permanecer indiferente ante la situación venezolana. El representante permanente panameño ante la ONU, Eloy Alfaro de Alba, subrayó los lazos históricos entre ambos pueblos y sostuvo que la actual crisis es consecuencia de prácticas que han debilitado la democracia en Venezuela.
“Para Panamá, es indudable que el candidato de la oposición, Edmundo González Urrutia, fue el ganador de las últimas elecciones”, afirmó el diplomático, añadiendo que las actas que respaldan ese resultado permanecerán bajo custodia panameña. Panamá también reiteró su llamado a que cualquier acción internacional se realice dentro del marco del derecho internacional y el respeto a la soberanía de los Estados.
Como país de tránsito y con una histórica vocación marítima, Panamá defendió la libertad de navegación y recordó la neutralidad del Canal como un pilar para la estabilidad regional y mundial. Alfaro de Alba hizo énfasis en que América Latina y el Caribe han sido declarados zona de paz y abogó por una salida dialogada y sostenible para Venezuela.

La sesión también incluyó advertencias desde la Secretaría General de la ONU. El subsecretario general Jalid Jiari recordó informes que documentan graves violaciones a los derechos humanos en Venezuela, incluyendo torturas, detenciones arbitrarias y ejecuciones extrajudiciales, según investigaciones de mecanismos independientes de Naciones Unidas.
El debate evidenció profundas divisiones entre las potencias. Rusia y China calificaron las acciones estadunidenses como violatorias del derecho internacional y respaldaron la postura venezolana, mientras que Estados Unidos sostuvo que el gobierno de Nicolás Maduro representa una amenaza para la estabilidad hemisférica y defendió las sanciones y operativos en su contra.
La sesión concluyó sin resoluciones ni votaciones formales, pero dejó patente el endurecimiento de las posiciones en torno a Venezuela y el rol activo de Panamá en los foros multilaterales, apostando por el respeto al derecho internacional, la democracia y una solución pacífica a la crisis.
