“Es una masacre”. La explosión de una ambulancia bomba este sábado en Kabul -reivindicada por los talibanes- causó 40 muertos y 140 heridos y sembró el pánico en un barrio muy concurrido de la capital afgana
“El último balance disponible es de 40 muertos y 140 heridos trasladados a nuestros hospitales”, declaró a la AFP el portavoz del ministerio de Salud Waheed Majroh, cuando no habían transcurrido ni dos horas desde el atentado, uno de los más sangrientos de los últimos años en Kabul.
“El suicida usó una ambulancia para saltarse los controles. En el primer control dijo que transportaba a un paciente al hospital Jamuriat”, explicó a la AFP Nasrat Rahimi, portavoz adjunto del ministerio del Interior.
“En el segundo control, fue identificado e hizo estallar su carga”, añadió.
Los hospitales están desbordados y envían a los pacientes de un establecimiento a otro. El de la oenegé italiana Emergency se vio obligado a instalarlos en colchones o incluso sobre el césped.
El atentado fue reivindicado por el portavoz de los talibanes Zabihulá Mujahid en WhatsApp: “Un mártir hizo estallar su coche bomba cerca del ministerio del Interior donde había numerosas fuerzas policiales”.
La explosión fue de tal potencia que sacudió a la capital. Las ventanas de la oficina de la AFP, situada a casi dos kilómetros, vibraron; los vidrios de “Chicken Street”, la calle de los anticuarios a unos cientos de metros, saltaron en mil pedazos, así como los de todos los barrios a cientos de metros a la redonda.
Un fotógrafo de la AFP que acudió al lugar vio muchos cuerpos de víctimas ensangrentadas, “muertos y heridos” en las aceras y a habitantes ayudando a evacuarlos.
Muchas de las víctimas, entre las que figuran niños, están siendo tratadas en el hospital Jamuriat, que no da abasto.