Numerosas protestas repelidas por la policía con gases lacrimógenos marcaron este sábado el inicio del segundo mandato consecutivo del presidente hondureño Juan Orlando Hernández, juró el cargo en medio del repudio opositor.
Hernández recibió la banda presidencial en una sesión del Congreso en el Estadio Nacional de la capital, repleto de simpatizantes y fuertemente resguardado debido a las manifestaciones opositoras en Tegucigalpa.
“Prometo cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes”, expresó el mandatario, un abogado de 49 años, al juramentarse nuevamente al frente del gobierno de Honduras, un país empobrecido y golpeado por la violencia.
Mientras sus seguidores lo aclamaban en el Estadio Nacional, sus adversarios se concentraron en la colonia capitalina de Miraflores, de donde fueron desalojados por la policía con gases lacrimógenos cuando intentaban marchar hacia el lugar de la investidura.
En el centro de Tegucigalpa, centenares de manifestantes fueron dispersados por la policía, que llegó con una tanqueta y lanzando gases para repeler a los activistas que les tiraban piedras.
“Me sumé a las protestas contra este gobierno fraudulento que asume en forma dictatorial, nos están reprimiendo y matando”, declaró a la AFP el estudiante universitario Gabriel Bonilla tras huir de una nube de gas en una céntrica zona comercial de Tegucigalpa.
Horas después, las protestas amainaron y las calles de la capital y otras ciudades volvieron a la calma, dijo a AFP el diputado opositor Juan Barahona.
En su discurso, Hernández se comprometió a mejorar la seguridad e invertir más en salud, educación y empleo, al tiempo que llamó a sus adversarios a un diálogo para superar la polarización que dejó el proceso electoral.
“Frente al pueblo hondureño, me comprometo a desarrollar un proceso de reconciliación entre todos los hondureños, como debe ser”, declaró.