Los desenfrenos y excesos son riesgos habituales en el mundo del espectáculo. En este caso lo novedoso es como un gobierno tomó parte activa en medio de estos quehaceres. Belleza socialista del Siglo XXI
Regalos de apartamentos, relojes Rolex, cirugías estéticas, viajes y hasta $1 millón, recibieron por lo menos seis Miss Universo y una larga lista de misses venezolanas por prostituirse o ser amantes de capos del chavismo.
“El argumento es que a través de los cuerpos de esas bellezas venezolanas el chavismo invertía dinero en el concurso por amor al país”, relató Vivian Sleiman, concursante en el certamen.
“¿De qué se sorprenden?”, comentó Sleiman, convertida actualmente en escritora. Afirmó que las historias son las mismas repetidas cientos de veces. Los patrocinadores eran empresarios, políticos y hombres poderosos vinculados al chavismo, aseguró.
“Tienes que ir a ver a Fulano, uno de los patrocinadores más fuertes del concurso. Él tiene que verte en traje de baño, pues donde pone el ojo, pone la bala”, era la clásica recomendación.
Sleiman, es autora de la obra Virgen hasta los 30, en que contó cómo fue su primera cita.
“El hombre me esperaba llevando puesto solo unos calzoncillos blancos. Luego me entero de muchas cosas más y que nadie se ha atrevido a hablar. Ojo, hablo de mi experiencia, pero esa red es un secreto a viva voz de lo que realmente sucede y los innumerables regalos como Rólex, entre otros tantos que operan en la clandestinidad ya no tan clandestina. Algunas misses se prestan a ello. Solo algunas”, concluyó Sleiman.
El escandalo tomó forma con la salida de Osmel Sousa, conocido como el zar de la belleza en Venezuela y director del concurso Miss Venezuela durante casi 40 años. Su despido abrió la caja de los truenos.
Favores económicos y sexuales
De inmediato se magnificó el misterio que siempre rodeó las acciones de Sousa, incluyendo la red de favores económicos y sexuales que movían el concurso.
La llegada al poder del chavismo creó una nueva burguesía que se aprovechó de la situación para completar el típico cuadro de mansión, coche y amante miss.
Las acusaciones de proxenetismo, corrupción y de redes que surtían de misses jóvenes a hombres poderosos del chavismo obligaron a la organización Miss Venezuela a salir al paso a los señalamientos.
La respuesta de Cisneros Media y Venevisión, empresas responsables de la organización de Miss Venezuela no convenció. “No tienen conocimiento de los hechos descritos ni están involucradas en ninguna de las actividades que sus empleados, candidatas, asesores, representantes o asociados realicen fuera de las acciones propias del concurso”, afirmaron.
La publicación de investigaciones periodísticas sobre los vínculos del poder venezolano con redes de prostitución alrededor del Miss Venezuela y las peleas en las redes sociales de las misses, con acusaciones directas entre ellas, confirmaron que no se trataba únicamente de leyendas urbanas que casi todos habían escuchado, pero que muchos se negaban a creer.
Protagonista del Retorno de la Momia
La primera en reconocerlo públicamente fue la exMiss Venezuela, Patricia Velásquez, en sus memorias aparecidas en el 2015 bajo el título Straight Walk, escritas en forma de un diario en el que contó su verdad.
Esta supermodelo y actriz conocida por su papel en la película El Retorno de la Momia, relató que tuvo que conseguir un patrocinador y comenzar a prostituirse para financiar sus cirugías estéticas y para comprar un departamento de uno de los patrocinadores del concurso.
Por supuesto no es la única. Una investigación periodística sacó a la luz la relación de la miss Claudia Suárez, finalista de 2006, con Diego Salazar. Este mecenas, primo del expresidente de la petrolera PDVSA, Rafael Ramírez, y su hombre de confianza, está acusado de desfalcar $2,000 millones al Estado venezolano.
Suárez, convertida en presentadora de televisión, llegó a depositar $1 millón en la Banca de Andorra.
Precisamente en torno a una fundación creada por Salazar se movieron varias de las misses que actualmente se acusan entre sí de estar relacionadas con los jerarcas del chavismo.
“Todas son unas zorras y aquí todo el mundo las alaba. Lo que me enoja es que las únicas criticadas somos nosotras”, se defendió Anarella Bono, exmujer del mayor Antonio Morales, actual presidente de la Superintendencia de Bancos de Venezuela, y muy cercana a Debora Meniccuci, esposa de Maikel Moreno, presidente del Tribunal Supremo de Justicia.
Rosario de misses
El magistrado Moreno, aliado de Nicolás Maduro y ficha clave en las acciones contra el Parlamento y la oposición política, conoció a su mujer cuando participó en el Miss Venezuela.
El rosario de misses afectadas está creciendo, ya que unas y otras se vansumando a la polémica aunque no lo quieran. Desde Stefanía Fernández, una de las seis Miss Universo, hasta las misses Zoraya Villarreal, Ana Carolina Ugarte, Lesly Barrera.
María Gabriela Isler, otra de las Miss Universo, aireó las propuestas indecentes recibidas en su carrera.
“Tú te enfrentas al lado bueno y al lado malo, tú decides de qué lado estar. Tienes 18 años, vienes del centro del país, te ofrecen villas y castillos. Piensas en lo cercano, lo rápido, lo fácil”, aseguró en una entrevista, en la que calificó como “tiburones” a los que se mueven en el entorno de las chicas. “Es lamentable lo que está pasando actualmente en el mundo de la belleza”, resumió.
Otra de los personajes clave de esta historia es la escritora y periodista Ibéyise Pacheco, quien acaba de publicar Las muñecas de la Corona, donde narró los crímenes y la perversión del chavismo en el poder, con especial atención a la prostitución encubierta tras las bambalinas de la belleza.
“Las redes de prostitución existen, sin ninguna duda, y están implicadas con la maquinaria de corrupción chavista. El Miss Venezuela y otros certámenes de belleza han operado con las mafias del poder, con Hugo Chávez y con Nicolás Maduro. Algunas de las misses fueron utilizadas y otras se asociaron. Varios de los protagonistas están nerviosos por lo que va a trascender”, advirtió, convencida del terremoto que viene.