Park había sido destituida y detenida en marzo de 2017 a raíz de una serie de sospechas que pusieron de manifiesto, una vez más, las relaciones ilícitas entre el poder político y los grandes conglomerados
La expresidenta surcoreana Park Geun-hye fue condenada el viernes a 24 años de cárcel por un escándalo de corrupción, punto final de la dramática caída en desgracia de la primera mujer elegida jefe de Estado en Corea del Sur.
La sentencia pone término a más de 10 meses de juicio, en el que Park fue hallada culpable de varios cargos, entre ellos abuso de poder y corrupción.
Park había sido destituida y detenida en marzo de 2017 a raíz de una serie de sospechas que pusieron de manifiesto, una vez más, las relaciones ilícitas entre el poder político y los grandes conglomerados.
El juez Kim Se-yoon afirmó que Park había forzado a empresas surcoreanas a pagar decenas de millones de wones a dos fundaciones controladas por su confidente en la sombra y “amiga de 40 años” Choi Soon-sil.
“La acusada utilizó ilegalmente su autoridad presidencial a la demanda de Choi para obligar a las empresas a dar dinero a las fundaciones”, afirmó el magistrado.
“Las empresas fueron obligadas a dar sumas importantes de dinero y la acusada dejó a Choi controlar las fundaciones cuando no tenía derecho a hacerlo”, añadió.
Los enormes conglomerados surcoreanos (‘chaebols’), en manos de familias y con estructuras muy complejas son el motor de la economía del país.
Grupos como Samsung o Hyundai han tenido un papel crucial en el “milagro” económico de los 1960 y 1970, que transformó un país destruido por la guerra.
La hija mayor del dictador militar Park Chung-hee había accedido a la función suprema presentándose como la incorruptible “hija de la nación”.
Park creció en el palacio presidencial, donde su padre dirigió el país desde 1961 hasta su asesinato en 1979. Durante décadas estuvo considerada como la “princesa” política del país.