El primer ministro italiano Matteo Renzi renunció a su cargo tras perder un referéndum sobre la reforma constitucional, que los italianos rechazaron en forma “clara”, según reconoció el propio líder político, que había llegado al poder con grandes promesas de reformas
“Asumo la responsabilidad de la derrota. Mi experiencia como jefe de gobierno hasta acá llega”, anunció Renzi con la voz entrecortada en una conferencia de prensa celebrada pocas horas después del cierre de las votaciones.
Según los conteos publicados a las 03H00 hora local (02H00 GMT), con casi la totalidad de las mesas, el no obtuvo 59,66% de las preferencias.
“Mañana entregaré la renuncia”, adelantó el líder del Partido Democrático quien deberá presentar su dimisión este lunes al presidente de la República, Sergio Mattarella.
Con la renuncia de Renzi, de 41 años, en el poder desde el 2014, se abre una crisis política en Italia que podría tener repercusiones sobre la economía de la Unión Europea.
Tras el anuncio, el euro tocó un mínimo en 20 meses en los mercados asiáticos, cayendo a un nivel de 1,0506 por dólar.
Un alto porcentaje de los 50 millones de italianos, casi el 70% de los llamados a las urnas, participó en el referéndum que Renzi transformó en un plebiscito personal.
Reforzado por la ola populista que terminó con la victoria del Brexit en el Reino Unido y de Donald Trump en Estados Unidos, el líder de la formación antisistema Movimiento 5 Estrellas, el cómico Beppe Grillo, uno de los grandes vencedores de la jornada, pidió también elecciones anticipadas.
“Adiós Renzi, los italianos deben votar lo más pronto posible”, escribió en su blog.
“Es una lección para todos: no se puede mentirle al pueblo siempre y no sufrir las consecuencias”, dijo en Twitter Grillo.
Para este referéndum además no era necesaria una participación mínima, como ha ocurrido en otras ocasiones, por lo que el resultado es vinculante.
La propuesta de Renzi de cambiar la Constitución de 1948 con una drástica reducción de los poderes del Senado con el fin de facilitar la gobernabilidad y acelerar el proceso legislativo, no convenció a la mayoría de los italianos.
Renzi proponía el fin del actual sistema parlamentario, el llamado “bicameralismo perfecto”, que otorga el mismo poder a la Cámara de Diputados y al Senado, y la reducción del número de senadores, de 300 a unos 100, convirtiendo esa cámara en una suerte de Cámara territorial.
“Cometió un error al personalizar el referéndum”, comentó el editorialista Peter Gómez del diario Fatto Quotidiano, entre los mayores opositores de la reforma.
Renzi contra todos
La mayoría de la clase política, desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha, e incluso críticos de la propia formación de Renzi, el Partido Democrático (PD), festejaron el rechazo a la reforma que, según ellos, otorgaba demasiado poder al jefe de gobierno.
Pocos minutos después de conocer los primeros sondeos, el líder de la xenófoba Liga Norte, Matteo Salvini, entre los defensores del no, así como representantes del centro derecha de Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, pidieron elecciones anticipadas.
“Han sido derrotados los grupos de poder”, comentó por su parte Renato Brunetta, portavoz de Forza Italia.
La campaña sobre la reforma encendió los ánimos y dividió el país e inclusive a las familias entre los que votaron sí y aquellos que optaron por el no.
La reforma de Renzi desató también importantes críticas de prestigiosos intelectuales y expertos en la Constitución, quienes consideraban las nuevas medidas “un retroceso democrático”, de corte “autoritario”.
Muchos votantes rechazaron el método con el que Renzi quería reformar la Carta Magna, un texto que muchos consideran sagrado, redactado en 1948 tras la Segunda Guerra Mundial y los veinte años de gobierno fascista, y que tuvo como objetivo evitar el surgimiento de otro dictador como Benito Mussolini.
“Voté un no claro”, declaró a la AFP Fernando Angelaccio, de 77 años, tras acudir a las urnas en Roma. “La Constitución no se toca. Renzi sólo quiere más poderes, su prioridad es salvar a los bancos no a los jubilados”, añadió.
Antonio, de 84 años, votó en cambio entusiasmado por el sí: “Hace 40 años que esperamos una reforma y nadie hizo nada. Necesitamos un gobierno que tenga suficientes votos, que pueda durar cinco años, sólo después cambiaremos”.
El presidente francés, François Hollande, recibió “con respeto” la decisión de Renzi, según un comunicado difundido por el palacio del Elíseo.