La Comisión Europea decidió este jueves enviar a seis países miembros ante la Corte de Justicia de la UE por no haber cumplido sus obligaciones en materia de calidad del aire, y eximió a otros tres, entre ellos España
Bruselas sanciona así a Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Hungría y Rumanía por no respetar repetidamente “los valores límite de calidad del aire acordados y por no haber tomado las medidas apropiadas para hacer lo más breves posible los periodos de superación del límite”.
Un total de nueve países estaban bajo la amenaza de la Comisión, sin embargo España, Eslovaquia y República Checa escaparon a la sanción.
En sus casos, “las medidas que se están adoptando o que están previstas (…) parecen ser las adecuadas para hacer frente a las carencias detectadas, siempre y cuando se ejecuten correctamente”, consideró la Comisión, advirtiendo que vigilará “de cerca” su aplicación.
Alemania, Francia y Reino Unido fueron sancionados por no respetar los valores fijados de dióxido de nitrógeno “que proviene fundamentalmente del tráfico vial y la industria” y concierne principalmente las aglomeraciones urbanas.
Por su parte, Hungría, Italia y Rumanía lo fueron debido a la concentración elevada y persistente de partículas (PM10), elementos como polvo, humo o polen presentes naturalmente en el aire pero cuya concentración se ve agravada por la contaminación.
Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, la contaminación por partículas finas es responsable de cerca de 400.000 muertes prematuras el año, entre ellas 66.000 en Alemania, 60.000 en Italia y 35.000 en Francia.
En cuanto al dióxido de nitrógeno, las muertes prematuras se estiman en 75.000 al año en Europa, 14.000 de ellas en Reino Unido, 12.800 en Alemania y 9.300 en Francia.
La decisión estaba prevista en un primer momento para mediados de marzo, pero la Comisión se dejó un tiempo para reflexionar después de haber dado una “ultima oportunidad” a estos nueve países considerados como los malos alumnos de la UE, incluidas sus cinco mayores economías.
La Oficina Europea del Medioambiente, una oenegé con sede en Bruselas, los había apodado el “bloque tóxico”.