La mayoría de los baobabs más viejos de África se están muriendo desde hace una década, advirtieron este lunes los investigadores, que barajan como causa el cambio climático
“Es chocante y espectacular asistir a lo largo de nuestra vida a una desaparición de tantos árboles de edades milenarias”, explicó Adrian Patrut, de la Universidad Babes-Bolyai de Rumania y coautor del estudio publicado en la revista Nature Plants.
“En el transcurso de la segunda mitad del siglo XIX, los grandes baobabs de África austral empezaron a morir, pero desde hace 10-15 años su desaparición aumentó rápidamente a causa de temperaturas muy elevadas y de la sequía”, según este investigador.
Con edades comprendidas entre 1.100 y 2.500 años, el baobab, de tronco macizo coronado por ramas que parecen raíces, es una de las siluetas más emblemáticas de las sabanas áridas, reconocibles a varios kilómetros a la redonda.
Pero a lo largo de los últimos 12 años, nueve de los 13 ejemplares más viejos murieron total o parcialmente, según el estudio.
Entre éstos, tres árboles simbólicos: Panke, en Zimbabue, el baobab más viejo con 2.450 años; el árbol de Platland de Sudáfrica, uno de los más grandes del mundo con un tronco de más de 10 metros de diámetro, y el célebre baobab Chapman de Botsuana, en el que Livingstone grabó sus iniciales y considerado monumento nacional.
“Estas muertes no fueron causadas por una epidemia”, afirman los autores que sugieren que el cambio climático podría afectar la capacidad del baobab para sobrevivir, si bien “serán necesarias otras investigaciones para apoyar o rechazar esta hipótesis”.
Pero “la región en la que murieron los milenarios baobabs es una en las que el calentamiento se produce más rápidamente en África”, según Patrut.
Los investigadores descubrieron esta situación de “una amplitud sin precedentes” cuando estudiaban estos árboles para entender sus extraordinarias medidas. Para ello, entre 2015 y 2017, examinaron más de 60 baobabs, los mayores existentes y por lo tanto los más viejos.
Recorriendo Zimbabue, Sudáfrica, Namibia, Mozambique, Botsuana y Zambia, recolectaron muestras de diferentes partes de los árboles, con las que pudieron determinar su edad.
“Los baobabs producen periódicamente troncos nuevos, así como otras especies producen ramas”, según el estudio. Estos tallos o troncos, a menudo de edades diferentes, se acaban fusionando.
Pero cuando un gran número de tallos muere, el árbol se desmorona. “Antes de empezar nuestras investigaciones, habíamos sido informados de la caída del baobab Grootboom en Namibia, pero creíamos que se trataba de un evento aislado”, indicó Patrut.
“La cavidad de un viejo baobab de Zimbabue es tan grande que en ella se puede albergar a casi 40 personas”, subraya en su página web el parque nacional Kruger de Sudáfrica.
Durante mucho tiempo, fueron utilizados paralelamente por los exploradores y viajeros para guiarse.