El evangelista puertoriqueño estuvo en Nicaragua y aseguró que el periodo de Ortega debe llegar hasta el 2021. Desde abril la población pide a Ortega que abandone el poder
Jorge Raschke un predicador puertoriqueño de la fe cristiana evangélica con medio siglo de recorrido, sorprendió a muchos en su última visita a Nicaragüa, cuando sin reservas apoyó al gobierno de Daniel Ortega instando a la población de ese país a que cese las protestas que mantienen desde abril pasado y en las que organismos de seguridad y paragubernamentales han abierto abierto fuego contra la población; en las protestas hasta ahora se contabilizan al menos 160 muertos, aunque organismos independientes han duplicado esa cifra.
Raschke defendió a Ortega al señalar que “los nicaragüenses deben llegar a un entendimiento de aceptar, convivir y buscar lo mejor de todo al finalizar con este periodo de Gobierno (en 2021) y si el pueblo cree que este Gobierno no sirve para nada, pues allí esta su voto”, dijo el predicador.
Esos señalamientos han generado un amplio rechazo reportado en medios del país centroamericano. Un repudio que ha llegado al punto que las Asambleas de Dios de Nicaragua manifestaron en un comunicado que las palabras del evangelista caribeño no los representan; “Aclaramos que la Conferencia Evangélica Pentecostés de las Asambleas de Dios de Nicaragua no invitó al pastor Raschke y no nos representa como organización cristiana evangélica de Nicaragua”.
Las críticas de Raschke no quedaron ahí, también la enfiló contra el clero católico, que ha censurado la represión del régimen de Ortega y su esposa que ocupan la presidencia y vicepresidencia de Nicaragua. “A los obispos les diría que, para que tengan moral para dirigir un diálogo nacional, ordenen a todos esos curas, que vi con sotanas blancas agitando en manifestaciones a la población, que los remuevan. Saquen sus gentes de las calles, promuevan el amor, la reconciliación, el perdón”, dijo el pastor evangélico.
En Nicaragua, un país de 6,3 millones de habitantes, el 58,5 % de la población se considera católica, mientras que los evangélicos suman más del 40%, según estimaciones oficiales y las iglesias.
Las protestas contra Ortega y contra su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción.
En los últimos 12 años Ortega y su esposa Murillo han estructurado una dinastía en la que sus hijos y allegados controlan todos los poderes del estado y las empresas estatales. Con reformas a la Constitución cada tanto, para acomodar una reelección indefinida. El régimen al que apoya el predicador boricua, está inmerso en graves denuncias de corrupción y clientelismo con fondos estatales para asegurar su permanencia en el poder.
