Los rescatistas continuaban el sábado sus búsquedas en la isla indonesia de Célebes, donde temen el brote de enfermedades por la gran cantidad cuerpos bajo los escombros, ocho días después del terremoto y tsunami que mataron al menos a 1.649 personas, según un nuevo balance.
Las esperanzas de encontrar supervivientes se desvanecen, pero las autoridades no suspendieron aún oficialmente las búsquedas. Se calcula que hay más de 1.000 personas desaparecidas en Palu, ciudad de 350.000 habitantes en la costa oeste de la isla.
Los rescatistas temen que bajo los escombros de Petobo y Balaora, dos barrios de Palu que quedaron completamente arrasados, haya numerosos cuerpos en descomposición.
“La mayoría de los cuerpos que encontramos no están íntegros y eso supone un problema para los rescatistas. Debemos prestar mucha atención para evitar cualquier contaminación”, explicó Yusuf Latif, portavoz de la agencia nacional de búsqueda y rescate, preguntado por la AFP desde Palu. “Nuestros equipos están vacunados, pero debemos ser extremadamente prudentes”.
El ministro de Seguridad, el general Wiranto, declaró que las zonas más afectadas deberán convertirse en cementerios colectivos.
“Debemos tomar una decisión sobre cuándo detener la búsqueda de personas muertas. Luego tenemos que decidir cuándo se declarará cementerio colectivo la zona”, dijo a la prensa el viernes por la noche.
En el vasto complejo residencial gubernamental de Balaora, donde los edificios fueron derribados y la tierra quedó durante un tiempo “licuada”, unos soldados enmascarados trepaban por los escombros que forman una montaña de barro, ladrillos y cemento.
“Aquí no hay ningún superviviente. Solo encontramos cuerpos, cada día”, explicó el sargento Syafaruddin, cerca de las ruinas de una escuela islámica.
Otros rescatistas examinaban las imágenes de seguridad del hotel Roa-Roa, reducido a la nada, para intentar adivinar dónde podrían estar enterrados sus clientes.
Miles de supervivientes siguen marchándose de Palu, donde los hospitales están desbordados y falta de todo, para dirigirse a ciudades vecinas. La ONG médica Project HOPE explicó que solo dos de sus 82 empleados en Palu pudieron presentarse desde que tuvo lugar el sismo.
“Todavía desconocemos la suerte de los médicos, enfermeros y técnicos que suelen trabajar en la clínica.
Cuatro bebés nacieron en un hospital flotante gestionado por la marina indonesia y amarrado en Palu, informaron medios locales.