Desde hace varios días, las orillas de lago Vistonida, en el norte de Grecia, aparecieron recubiertas por una gigantesca telaraña, tejida por miles de pequeños arácnidos.
Cubriendo matorrales, arbustos y las barreras que rodean el lago, la telaraña se extiende a lo largo de más de 1.000 metros.
Según los expertos, el fenómeno es debido a la proliferación, este caluroso verano, de mosquitos y pequeñas moscas, con las que se alimentan las arañas.
“Las condiciones meteorológicas son ideales para que las arañas de multipliquen”, con una “alimentación tan abundante (…) hay una sobrepoblación”, explicó en la televisión griega Alpha Euterpe Patetsini, biologista del parque medioambiental local.
Tal colosal tarea es obra de las arañas tetragnathas, una especie de zonas húmedas.
Estas se distinguen por tener un cuerpo especialmente fino y largas patas, y las telas que elaboran se caracterizan por ser tejidas de forma horizontal y por no tener un agujero central.
Un fenómeno parecido fue observado el mes pasado cerca de la localidad costera de Aitoliko, en el oeste de Grecia.
Pero estos velos que recubren la zona, así como sus tejedoras, son efímeros y desaparecen con las precipitaciones y las bajas temperaturas.