El ministro de Justicia de Brasil, Alexandre de Moraes, anunció este martes que los responsables de la masacre de 56 presos en una cárcel de Manaos serán trasladados a prisiones federales, con mayores medidas de seguridad
“Estamos esperando la identificación de los líderes por parte del gobierno del estado (de Amazonas, cuya capital es Manaos), que pidió que apenas sean identificados, sean transferidos a presidios federales”, sostuvo Moraes en una entrevista en Manaos la madrugada del martes.
El violento motín ocurrió en el Complejo Penitenciario Anisio Jobim (Compaj), en una zona periférica de Manaos, motivado por un choque entre dos facciones criminales: el Primer Comando de la Capital (PCC), originario de Sao Paulo, y el grupo local Familia del Norte (FDN).
Varios de los muertos fueron decapitados, informaron las autoridades, que calificaron el episodio como la mayor matanza cometida en una prisión de la Amazonía.
El gobierno de Amazonas reportó además la fuga de 112 presos del Compaj y de 72 internos del Instituto Penal Antonio Trindade (Ipat), una unidad de detención preventiva dentro del mismo recinto. Sólo 40 de estos 184 fugitivos fueron recapturados.
Después de la matanza también se registraron intentos de rebelión en otras cárceles de la ciudad, y unos 130 detenidos de una misma facción debieron ser trasladados de sus respectivos centros a una prisión pública que había sido desactivada, después de que recibieran amenazas de muerte, aseguró el gobierno.
El ministro de Justicia aseguró que la semana pasada el gobierno federal transfirió recursos a los estados para crear 20.000 nuevas plazas en las superpobladas prisiones de Brasil, que permitan “separar a los líderes, más peligrosos, de aquellos presos no tan peligrosos”.
El estado de Amazonas podrá sumar 1.200 lugares con estos recursos, precisó Moraes.
Las cárceles del estado de Amazonas, que tiene una población carcelaria superior a los 8 mil 800 individuos, albergan 2.59 presos por cada lugar disponible.
Moraes también anunció la transferencia de recursos para instalar tecnología que impida el ingreso de teléfonos celulares dentro de las cárceles.
El motín de Manaos es uno de los mayores registrados en los últimos años en Brasil, después de la sonada masacre que tuvo lugar en 1992 en la cárcel de Carandiru, en Sao Paulo, durante una operación policial para controlar un motín que acabó con 111 presos muertos.
En octubre pasado, 25 presos murieron en una cárcel de Roraima, limítrofe con Venezuela, por un enfrentamiento entre el PCC y el Comando Vermelho (CV, originario de Rio de Janeiro), las dos mayores facciones del crimen organizado en Brasil.
Brasil tiene la cuarta mayor población penal del mundo, por detrás de Estados Unidos, China y Rusia.
De acuerdo con un estudio del Ministerio de Justicia, que detalla que la mayoría de los presos son jóvenes negros, la población carcelaria era de 622 mil personas a fines de 2014.