La caravana migrante que salió hace un mes de Honduras aceleraba vertiginosamente su paso este miércoles, con miles de centroamericanos que pasaron la noche en buses sobre la carretera del desértico noroeste de México, apremiados por llegar a Estados Unidos.
Grupos reducidos de migrantes comenzaron a llegar los últimos días a la ciudad mexicana de Tijuana, fronteriza con la estadounidense San Diego, constató la AFP.
Un grupo de casi un centenar de transexuales y algunos homosexuales llegó a esa ciudad del estado de Baja California el domingo, y el martes arribaron otros 350 migrantes, todos integrantes de la gran caravana.
Emocionados, corrieron a la playa a bañarse y metían la cabeza entre las rejas metálicas de la frontera para divisar su sueño dorado.
En tanto, el grueso de la caravana que salió el 13 de octubre de la ciudad hondureña de San Pedro Sula, aceleraba el paso por el estado de Sinaloa.
Por primera vez desde que iniciaron su periplo, los migrantes no pasaron la noche del martes en un campamento.
Tras sortear muchos obstáculos, llegaron al atardecer del martes a la garita carretera de La Concha, en Sinaloa, donde hay un gran estacionamiento para los tráileres de carga que van de paso.
Ese espacio, con sanitarios y luz eléctrica, pudo haber servido de campamento, pero los migrantes prefirieron enfrentar el intenso frío nocturno de esta zona de México con fuerte presencia del narcotráfico para continuar su ruta al norte.
Próxima escala: Navojoa, en Sonora, un vasto estado fronterizo con Estados Unidos.