Descubrir nuevos primos bajo el árbol: esta es la última tendencia en Estados Unidos, donde ciudadanos en busca de sus orígenes alimentan un mercado en auge, a pesar del riesgo de sorpresas desagradables cuando se conocen los resultados.
“¡Definitivamente hubo sorpresas!”, asegura Flora Bertrand, de 40 años, que le regaló a su esposo uno de estos kits por unos cien dólares. Se trata de una simple caja comprada por Internet, que viene con un tubo de plástico en el que colocar saliva antes de reenviarlo por correo… y las cartas están echadas: aproximadamente un mes después, los resultados se pueden consultar en línea en un espacio personal.
Un mapa del mundo luego señala las regiones de donde provienen tus antepasados y qué porcentaje de tu ADN viene de cada parte. En general, también es posible retroceder en el tiempo y ver las migraciones de los antepasados.
El marido de Flora es originario de Trinidad y Tobago, pero no puede retroceder mucho en su árbol genealógico porque sus ascendentes fueron víctimas del comercio de esclavos, explica este residente en Nueva York.
“El mayor shock” fue descubrir un alto porcentaje de orígenes europeos, “¡18% británicos y 1% irlandeses!”, exclama.