Tras confirmarse dos decesos más, el número de muertos por la explosión de un ducto de gasolina en el estado mexicano de Hidalgo mientras era saqueado por pobladores se elevó a 117, informó este martes el gobierno mexicano.
Suman “117 defunciones, 68 en el sitio más 49 fallecimientos que han sucedido en hospitales”, dijo en rueda de prensa Ruy López Ridaura, directivo de la secretaría de Salud.
Una treintena de personas siguen hospitalizadas, varias de ellas reportadas como graves pues presentan quemaduras en más del 80% de su cuerpo y de sobrevivir requerirán de una prolongada terapia de rehabilitación.
Se teme que en las próximas horas se puedan registrar más fallecimientos por la gravedad de las lesiones.
La tarde del 18 de enero, un ducto cercano a la comunidad de Tlahuelilpan fue perforado por criminales, lo que atrajo a unos 700 pobladores, incluidas familias enteras, que llenaban baldes y bidones de combustible cuando ocurrió la explosión.
El percance ocurrió en momentos en que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador impulsa una estrategia nacional para acabar con el robo de combustible, que provocó desabastecimiento en algunos puntos del país.
La noche del lunes, otro ducto fue perforado a unos 50 kilómetros de Tlahuelilpan y derivó en una explosión, sin que hasta ahora se informe de víctimas.
El “huachicol” -como se conoce en México al combustible robado- cuesta en promedio la mitad del precio de las gasolinas en el mercado. Se estima que este delito deja pérdidas anuales por unos 3.000 millones de dólares.