Las fuertes lluvias que azotan cuatro regiones del norte chileno, en pleno desierto de Atacama, suman damnificados, mantienen cortadas rutas y restan de servicio de agua potable y vivienda a extensas zonas pobladas, informó este sábado la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI).
El presidente Sebastián Piñera interrumpió el viernes sus vacaciones para acudir a la zona y decretó el “estado de catástrofe” en la provincia de El Loa, región de Antofagasta, donde se concentran varios de los yacimientos de cobre más productivos del país.
El Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) alertó “que la posibilidad de ocurrencia de remociones en masa, tales como flujos de detritos (aluviones), deslizamientos y/o caídas de roca (derrumbes), es alta a muy alta en zonas precordilleranas y cordilleranas entre las regiones de Arica Paranicota y Antofagasta”.
Fuertes corrientes de agua producidas en los momentos de mayor intensidad de las lluvias -de entre 10 a 20 milímetros al día en zonas donde el promedio anual no supera los 6 milímetros- provocaron daños a la infraestructura vial y dejaron autos anegados.
Varios pasos fronterizas, caminos y rutas están cortados y más de 1.500 viviendas sufrieron daños, según el reporte de la ONEMI.
Buscamos “restablecer plenamente la conectividad y los servicios básicos para restablecer la temporada de turismo”, dijo Piñera este sábado en su visita a San Pedro de Atacama, un pequeño pueblo ubicado en medio del desierto más árido del mundo que cada año es visitado por turistas de los cinco continentes.
En las últimas semanas, seis personas perdieron la vida por la emergencia, en su mayoría por la crecida del río Loa, el más largo de Chile.
Además de golpear la actividad turística, las lluvias pusieron en vilo a los yacimientos mineros y la cuprífera estatal Codelco, la mayor productora de cobre del mundo -responsable del 11% de la oferta global-, suspendió preventivamente las faenas en la gigante mina Chuquicamata.
Unos 2.500 kilómetros al sur de la zona de inundaciones, las brigadas de emergencia de Chile trabajan para combatir incendios forestales que consumen extensas áreas de vegetación.