Estados Unidos responsabilizó en julio pasado directamente a Ortega y a Murillo por la violencia, y pidió anticipar a este año las presidenciales de 2021 como “única” opción para superar la crisis.
Estados Unidos quiere elecciones adelantadas en Nicaragua sin la participación del presidente Daniel Ortega ni de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, dijo el jueves Todd Robinson, principal asesor sobre Centroamérica en el Departamento de Estado.
“Estamos instando al régimen de Ortega a que negocie de buena fe y tome medidas concretas ahora para restablecer la democracia cesando la represión, liberando a las personas detenidas arbitrariamente y acordando celebrar elecciones anticipadas, libres y justas”, dijo a periodistas.
“Y vamos a impulsar la idea de que en esas elecciones buscamos nuevos líderes en Nicaragua. Líderes que no incluyen a Ortega y Murillo”, agregó.
Robinson dijo que representantes estadounidenses han mantenido conversaciones “muy directas” y “muy francas” con ambos.
Ortega, en el poder desde 2007 tras gobernar el país entre 1985 y 1990, ha enfrentado desde abril pasado masivas manifestaciones opositoras, cuya represión dejó al menos 325 muertos, más de 700 detenidos y unos 50.000 exiliados, según grupos humanitarios. El gobierno contabiliza 198 muertos y 350 manifestantes presos.
Estados Unidos responsabilizó en julio pasado directamente a Ortega y a Murillo por la violencia, y pidió anticipar a este año las presidenciales de 2021 como “única” opción para superar la crisis.
Ortega había descartado esa opción, ya planteada por los obispos que mediaron en el primer y fallido diálogo con la oposición, entre mayo y junio pasado.
El segundo diálogo entre el gobierno y una delegación opositora, integrada por representantes de los empresarios y la sociedad civil, se reanudó este jueves tras un impasse, con la promesa de las autoridades de excarcelar a “presos políticos”.
“Claramente tienen que liberar a los presos políticos”, dijo Robinson, enfatizando que no alcanza con “liberar a arresto domiciliario”.
El diplomático dijo que Estados Unidos apoya el diálogo y confía en que se encuentre “un mecanismo” para que los obispos vuelvan a la mesa tras haberse apartado. “Creemos que tienen un papel fuerte e importante que desempeñar”, dijo.
Robinson, expulsado en mayo de Venezuela acusado de injerencia en los asuntos internos, declinó hacer comparaciones entre Caracas y Managua. Pero opinó que tanto Venezuela, Nicaragua y Cuba -“la troika de la tiranía”, según la Casa Blanca- presentan “desafíos”.
“Lo que sucede en estos países influye en lo que sucede en la región”, dijo, y puso como ejemplo los “efectos secundarios” en Panamá y Costa Rica, destino de miles de nicaragüenses desde el estallido de las protestas.
Por eso, dijo, Washington seguirá aplicando sanciones económicas y restringiendo el ingreso a Estados Unidos a quienes considere que cometen violaciones de los derechos humanos o actos de corrupción.
“Vamos a ser muy agresivos en identificar a los nicaragüenses que abusan de su poder”, aseguró.
Estados Unidos ya aplicó sanciones y revocaciones de visas a personas del círculo más cercano a Ortega, incluida Murillo. Además, aprobó una ley que condiciona las inversiones, la “Nica Act”, que restringe el acceso de Nicaragua a créditos de organismos multilaterales.
Los nicaraguenses somos nicas no gringos hijos de perra a la verga los eeuu