El brote de sarampión sigue propagándose por Estados Unidos y este año ha rebasado los 700 casos, según dijeron los funcionarios de salud el lunes. El virus se ha registrado en 22 estados hasta ahora.
Alrededor de 400 de los casos se han presentado en la ciudad de Nueva York y sus suburbios, la mayoría en comunidades judías ortodoxas. Este brote se ha esparcido hasta Detroit. Los Ángeles experimenta un brote de rápido crecimiento, y se les ha pedido a los residentes que permanezcan dentro de sus hogares, además se ha puesto en cuarentena a cientos de estudiantes universitarios que se sospecha que han estado expuestos y no pueden comprobar que fueron vacunados.
Debido a la propagación del sarampión a nivel mundial, los funcionarios de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) han instado a los estadounidenses que viajan al extranjero a asegurarse de que estén inmunizados contra la enfermedad. El lunes, la agencia volvió a hacer un llamado urgente para que los padres vacunen a sus hijos.
“Los brotes en la ciudad y el estado de Nueva York son los más grandes y persistentes desde la eliminación del sarampión en el 2000”, dijo en una conferencia de prensa Nancy Messonnier, directora de inmunización de los CDC. “Cuanto más tiempo continúe, mayores serán las posibilidades de que el sarampión vuelva a afianzarse en Estados Unidos”, dijo.
Más de 500 de los 704 casos que se registraron hasta el pasado viernes fueron de personas que no se habían vacunado, según informaron los voceros de los CDC. Aunque no hay víctimas mortales se han hospitalizado a 66 personas, un tercio de las cuales presentan neumonía.
El pasado miércoles, los CDC informaron que el número de casos había excedido el máximo anterior de 667, establecido en 2014. El brote de este año es el más grande desde que la enfermedad se declaró erradicada en Estados Unidos en el año 2000. En 1994, hubo 963 casos.
La eliminación del año 2000 significó que el virus del sarampión ya no circulaba en Estados Unidos, como supuestamente había sucedido desde que los colonizadores europeos lo trajeron por primera vez a este hemisferio en el siglo XV o XVI. A partir de 2000, pocos casos llegaron del extranjero cada año, por medio de inmigrantes o turistas que regresaban de un viaje, pero todos los brotes se detectaron y controlaron a tiempo.
Más del 94 por ciento de los padres estadounidenses vacunan a sus hijos contra el sarampión y otras enfermedades, dijo el lunes Robert Redfield, director de los CDC. Su agencia “está trabajando para captar al pequeño porcentaje de individuos que dudan de las vacunas”, afirmó. “Las vacunas son seguras y no causan autismo”. Casi 100.000 niños menores de 2 años en este país no han sido vacunados, mencionó, lo cual quiere decir que son vulnerables a este brote.
Algunos niños pequeños no están vacunados porque sus padres evitan esta medida preventiva. Otros no pueden protegerse porque son alérgicos a los componentes de la vacuna o porque, por ejemplo, están tomando medicamentos de tratamiento para el cáncer o para trasplante de órganos que inhiben sus sistemas inmunológicos. “Debemos unirnos como nación para eliminar el sarampión una vez más”, declaró Redfield.
El brote generalizado de este año se detonó por gente infectada de sarampión que estuvo entrando al país desde el año pasado, explicaron los CDC. La mayoría de las cepas de sarampión que se detectaron provenían de Ucrania, Israel y Filipinas.
Las comunidades han comenzado a tomar medidas extraordinarias para desacelerar la tasa de infección y acabar con la resistencia a la inmunización.
El alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, declaró estado de emergencia y amenazó a los residentes de cuatro códigos postales de Brooklyn con multas de 1000 dólares si se rehusaban a vacunarse. Los funcionarios de la ciudad cerraron una escuela prescolar yeshivá por violar las órdenes de vacunación.
El condado de Rockland, Nueva York, el centro de otro brote, en un inicio les prohibió la entrada a los niños sin vacunar a todos los espacios públicos techados, incluyendo escuelas, centros comerciales, supermercados, restaurantes y templos.
Luego de que un tribunal bloqueó la orden, el condado optó por prohibirle la entrada a los espacios públicos a cualquiera que presentara síntomas de sarampión o que hubiera estado expuesto recientemente a la enfermedad, con la amenaza de multas de hasta 2000 dólares por día.
No ha habido ningún caso confirmado de muerte por sarampión en este condado, pero los funcionarios han dicho que es solo cuestión de tiempo. Incluso con la atención médica moderna, la enfermedad generalmente mata a una de cada mil víctimas, de acuerdo con los CDC.
La neumonía y la encefalitis —la inflamación del cerebro— son las complicaciones graves más comunes, y las epidemias entre niños malnutridos que no tienen acceso a la atención hospitalaria moderna tienen tasas de mortalidad del diez por ciento o más, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
El sarampión es una de las enfermedades más contagiosas que existen. Después de que alguien tose o estornuda, las gotas infectadas con el virus pueden flotar en el aire de un establecimiento hasta por dos horas. Si no están vacunadas, hasta un 90 por ciento de las personas que estén expuestas contraerán el virus.
La vacuna se considera muy segura, y una doble dosis tiene un 97 por ciento de eficacia para volverte inmune. Por lo general, la vacuna se administra a la edad de 1 y 5 años, pero durante los brotes los pediatras pueden inyectarla a niños saludables desde los seis meses de nacidos.
En todo el mundo, los casos de sarampión disminuyeron un 80 por ciento entre 2000 y 2016, y las muertes se redujeron de 550.000 a 90.000 al año. Sin embargo, hace dos años, los casos empezaron a resurgir, impulsados por una combinación de pobreza, guerra, suministros escasos de vacunas y, en algunos países, dudas acerca de la vacunación.
A principios de este mes, la OMS dijo que el número de casos de sarampión a nivel mundial este año era tres veces mayor al que se vio en los primeros tres meses de 2018.
También se han presentado brotes de decenas de miles de casos en países pobres o azotados por la guerra como Madagascar, Ucrania y Yemen. No obstante, la cantidad de casos también se está elevando en países acaudalados con sistemas de salud modernos, como Israel, el Reino Unido, Francia e Italia. En esos países se han registrado muertes por sarampión.
Antes de que la vacunación contra el sarampión se volviera generalizada en Estados Unidos en 1963, hasta cuatro millones de estadounidenses contraían sarampión cada año, según informaron los CDC. De los estimados 500.000 casos que se reportaban al año a las autoridades médicas en ese entonces, cerca de 48.000 eran hospitalizados, 4000 desarrollaban encefalitis y de 400 a 500 morían.
A nivel nacional, desde mediados de la década de los noventa, más del 91 por ciento de los niños estadounidenses han sido vacunados contra el sarampión. Se asume que cualquiera que haya nacido antes de 1957 padeció la enfermedad de niño y es inmune a ella.
Los estadounidenses que nacieron entre los años 1957 y 1989 se encuentran en un punto medio. Algunos recibieron la primera vacuna de “virus muertos”, cuyos efectos se comprobó más tarde que eran demasiado efímeros, por lo que fue remplazada por la vacuna del “virus debilitado”. Hasta 1989, la rutina era administrar una inyección; ahora los niños reciben dos.
Una inyección de la nueva vacuna proporciona un 93 por ciento de inmunidad a la población en general, mientras que dos inyecciones aumentan el porcentaje a 97, lo cual se considera más que suficiente para frenar la propagación del virus.
Sin embargo, el sistema inmunológico de cada individuo es diferente, así que algunos estadounidenses preocupados por el brote han ido a ver a sus doctores para hacerse una simple prueba de sangre que pueda mostrarles qué tan inmunes son al sarampión, las paperas y la rubeola.
Los niveles de inmunización varían según el estado, y dependen en gran medida de qué tanto facilitan las legislaturas estatales el acceso a las exenciones. Todos los estados otorgan exenciones para los niños que son alérgicos a la vacuna, que tienen un sistema inmunológico afectado o que tienen algún otro motivo médico para evitarla.
Algunos estados otorgan exenciones religiosas, aunque ninguna religión predominante está en contra de las vacunas, y unos cuantos estados también otorgan exenciones “filosóficas” o de “elección personal”. Solamente Misisipi, Virginia Occidental y California permiten exclusivamente exenciones médicas; California antes tenía una ley muy permisiva, pero la cambió luego de que se detonó el brote de sarampión en Disneylandia en 2014. Hoy en día, el estado tiene altas tasas de vacunación entre los niños de edad preescolar.
Algunos estados con tasas elevadas de vacunación tienen “sectores de personas sin vacunar”, dijeron los CDC. En distintas épocas, algunas minorías religiosas como los judíos ortodoxos y los amish en Ohio han presentado tasas bajas de vacunación.
Algunas comunidades adineradas liberales, como la de Vashon en el estado de Washington, también han tenido índices bajos. Recientemente, han surgido grupos conservadores que se oponen a las vacunas, como Texans for Vaccine Choice, que están asociados con el movimiento del Tea Party.