Una decisión que revive el debate
En las últimas semanas, el gobierno del estado de Georgia aprobó una de las leyes más restrictivas sobre el aborto en Estados Unidos: se prohíbe este procedimiento después de las seis semanas de gestación. La legislatura de Alabama votó el 15 de mayo intentar vetar por completo el aborto, e incluso criminaliza a los médicos que realicen el procedimiento, el cual es legal en todo Estados Unidos. Los gobernadores republicanos en otros tres estados —Misisipi, Kentucky y Ohio— han firmado este año medidas restrictivas al aborto legal, en uno de los avances más severos del movimiento en contra de la interrupción legal del embarazo.
El estándar constitucional en Estados Unidos se rige por la decisión de la Corte Suprema en el caso Roe vs. Wade de 1973, que estableció que el aborto es legal hasta el momento en el que un feto pueda sobrevivir por sí solo fuera del útero, que usualmente sucede hasta las veinticuatro semanas de embarazo.
Las medidas serían un intento de legisladores y gobernadores de obligar a que el aborto legal sea discutido de nuevo en la Corte Suprema, y posiblemente revisado, ahora que hay dos nuevos magistrados, Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh, que fueron nombrados por Donald Trump después de que el presidente prometió que buscaría cómo revocar Roe vs. Wade. “Al tomar esta acción honramos la tradición, la tradición constitucional, de hacer un argumento en buena fe para que se modifique y revierta el precedente legal establecido”, declaró Mike DeWine, gobernador de Ohio, al firmar la ley que restringe el derecho a abortar en su estado, el pasado 11 de abril. “Esto es exactamente lo que estamos haciendo y la Corte Suprema de Estados Unidos es la que deberá decidir al final”.
Las llamadas leyes de “latido del corazón” prohíben abortar después de que se detecte un latido en un feto, lo cual puede suceder tan pronto como a las seis semanas de que el embrión empezó a formarse, cuando un ultrasonido puede detectar un pulso de lo que se convertirá en un corazón.
Es decir, estas leyes estatales recientes reducen el periodo establecido constitucionalmente para interrumpir un embarazo en más de cuatro meses.
Los médicos miden el inicio de un embarazo a partir de la fecha en la que una mujer menstruó por última vez, que, en general, sucede dos semanas antes de la fertilización. (Se usa la menstruación para establecer un tiempo porque es imposible saber exactamente cuándo fue fecundado un óvulo). Estas nuevas leyes entonces prohíben, en esencia, abortar cuando un embrión lleva cuatro semanas de desarrollo.
Es un momento en el que la mayoría de las mujeres ni siquiera puede saber que está embarazada, pues apenas transcurrieron dos semanas desde que no empezó su menstruación.
En Georgia hay algunas excepciones al periodo permitido para interrumpir un embarazo, en casos de violación o incesto. Muchas de las leyes reconocen el derecho legal a abortar cuando está en riesgo la vida o la salud de la mujer.
De acuerdo con el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, un embrión no se considera feto sino hasta transcurridas ocho semanas desde la fecundación, más o menos a las diez semanas de embarazo.
Cuando la gestación lleva seis semanas, el tejido que se volverá con el tiempo un corazón está empezando a desarrollarse y se puede detectar un aparente pulso que va más rápido que el de la mujer encinta.
Varios médicos expertos, incluyendo los que se oponen a estas nuevas restricciones al derecho de abortar, dicen que en términos médicos es incorrecto calificar ese pulso como un latido cardiaco. Indican que más bien se debe a la vibración de “actividad cardiaca de un embrión” en el polo fetal, una estructura de tubo que después se volverá un corazón.
A las seis semanas de gestación el embrión no ha desarrollado un cerebro, médula espinal ni órganos que le permitirían mantenerse con vida fuera del útero de una mujer.
Algunos expertos médicos han alertado de que la ley de Georgia causaría daños a las mujeres con embarazos inviables que no hayan sido identificados en las primeras seis semanas. Por ejemplo, los casos en los que hay un embarazo ectópico o extrauterino, en el que el óvulo fecundado empieza a desarrollarse en embrión afuera del útero y nunca podrá volverse un feto que pueda sobrevivir. Es posible que para las seis semanas todavía no haya podido detectarse que el embarazo es extrauterino y si este continúa, puede causar sangrado severo en la mujer.
Algunos expertos en salud reproductiva afirman que estas leyes no permitirían cumplir con el estándar médico de terminar un embarazo ectópico de manera temprana para que la vida de la mujer no esté en riesgo. A estos profesionales de la salud les preocupa que un doctor se vea forzado a continuar un embarazo que no es viable hasta un momento en el que la salud de la mujer se vea gravemente comprometida.
Pam Belluck escribe sobre salud y ciencia. Ella es una de los siete integrantes del equipo del Times que recibió el Premio Pulitzer en 2015 por la cobertura internacional de la epidemia del ébola.