El presidente Donald Trump inclinó la balanza de la Suprema Corte en favor de los conservadores con la designación del juez Neil Gorsuch, de 49 años, para ocupar la plaza vacante desde el año pasado
“El juez Gorsuch posee un intelecto soberbio, una educación legal sin paralelo y el compromiso con la interpretación de la Constitución de acuerdo al texto. Será un juez increíble para la Suprema Corte tan pronto sea confirmado por el Senado”, apuntó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al designar a Neil Gorsuch como nuevo magistrado de la Suprema Corte.
Un magistrado, dijo Trump, puede mantenerse activo por “50 años y sus decisiones pueden durar un siglo y muchas veces puede ser permanente. Por eso asumí la tarea de esta nominación muy seriamente”.
Gorsuch ocupará en la Suprema Corte la vacante que dejó el magistrado ultra conservador Antonin Scalia, quien falleció en febrero del año pasado dejando al tribunal con ocho togados (cuatro progresistas o moderados y cuatro abiertamente conservadores).
En principio, los jueces de la Suprema Corte estadounidense pueden jubilarse a los 70 años, aunque raramente eso ocurre ya que son nombrados de por vida.
Como Gorsuch tiene apenas 49 años de edad, la decisión de Trump podrá ayudar a definir el rumbo del tribunal por décadas.
Promesa de campaña
El nombramiento de un juez conservador fue una de las promesas que más gustó a los electores del nuevo mandatario. De acuerdo con la Casa Blanca, el 70% de los electores que votaron por Trump indicaron que la decisión sobre la Corte Suprema fue un factor clave al decidir el voto.
La designación de Gorsuch cumple rigurosamente la promesa de Trump de garantizar un juez conservador para romper el equilibrio de la Corte.
Gorsuch es conocido por una extraordinaria y por momentos exagerada cortesía, aunque sus pares le reconocer habilidades diplomáticas y rigor intelectual.
Como juez, favorece lo que en Estados Unidos es llamado ‘originalismo’: la idea de que los jueces deben interpretar la Constitución en la forma en que fue entendida en el momento en que fue escrita, sin filtros de la modernidad.
Gorsuch se graduó en leyes en las universidades de Columbia, Harvard y Oxford (Inglaterra), y en Washington llegó a trabajar en el Departamento de Justicia durante el gobierno de George W. Bush, quien lo designó al tribunal federal de Apelaciones de Denver.
Es autor de un libro la moralidad y los argumentos legales contra la eutanasia, en tanto apoya empresas que se niegan a pagar métodos anticonceptivos a sus empleados.
La Corte Suprema es la que en última instancia interpreta la Constitución y debe tomar decisiones sobre temas muy sensibles, como el aborto, el matrimonio homosexual y la posesión de armas.
La institución virará a la derecha con la elección de Trump, para satisfacción de los ciudadanos más religiosos, los defensores de la posesión de armas, los partidarios de la pena de muerte y una parte del empresariado.
Los demócratas en contra
Tras la muerte del magistrado Scalia, un pilar de la derecha conservadora, el expresidente demócrata Barack Obama propuso en marzo al juez Merrick Garland para ocupar la plaza vacante.
Pero el Senado, dominado por el Partido Republicano, se ha negado a darle audiencia.
Esta forma de política obstructiva ha tenido finalmente algunas consecuencias para los republicanos.
Temiendo los efectos que puede provocar una Corte Suprema conservadora, el gobernador del estado de Nueva York propuso el lunes inscribir el derecho al aborto en la Constitución regional para garantizarlo “de una vez por todas”.
Los demócratas han prometido dar la batalla en Washington. Su líder en el Senado, Chuck Schumer, ha garantizado que se opondrán por todos los medios a la decisión de Trump.
Los republicanos tienen 52 escaños en el Senado, pero necesitan al menos 60 votos para respaldar al magistrado propuesto por Trump