Con su fusión en 2015, Kraft y Heinz formaron una de las mayores empresas de la industria alimentaria en el mundo. Sus ingresos anuales combinados ascendían a 28.000 millones de dólares y controlaban decenas de marcas de alimentos y bebidas que fueron indispensables durante generaciones en los hogares estadounidenses, como la kétchup Heinz, el queso…